también un denegado que se ha presentado algún proyecto de amnistía, principal premisa que Junts pone sobre la mesa para hablar de una posible investidura. Carles Puigdemont ha matizado que sí mantiene “conversaciones” con algunos partidos. Sin embargo, ha pedido no confundir esas conversaciones con negociaciones. Desde hace tiempo la derecha catalana viene preguntando “hechos verificables” del PSOE, al que acusa de inacción ante el “conflicto catalán”.
“Durante demasiado tiempo se ha intentado utilizar el concepto de ‘diálogo’ como sinónimo de ‘negociación’, cuando son dos conceptos significativamente diferentes. El diálogo es anterior a cualquier negociación.” Así lo ha detallado el prófugo de la Justicia en su cuenta de Twitter (ahora llamada X). “El diálogo es previo a cualquier negociación, puede servir para fijar el marco en el que se puede dar, o puede servir para comprobar que no hay margen de negociación. Esto lo veremos en los próximos días”, advirtió el expresidente de la Generalitat, en fuga. a Bélgica para el 1-O.
La mayoría de las conversaciones que mantiene Junts son conversaciones que ellos ya tenían en la última legislatura. Ha calificado la carrera hacia Moncloa como “drama político”. Para Puigdemont “tanto la forma como el fondo importan”. “Como decidimos no hablar ni a través de intermediarios ni a través de los medios, es inevitable que otros lo hagan por nosotros y se crean ficciones”, apunta.
En un mensaje a los que estén interesados. negociaciones abiertas Con Junts, Carles Puigdemont ha recordado que el próximo 5 de septiembre intervendrá en la conferencia inaugural de la conferencia interparlamentaria que el grupo independentista ha convocado en Bruselas para “coordinar las acciones a llevar a cabo en el último tramo de la presidencia española de la Consejo de la UE”.
“Drama político”
Puigdemont habla de “drama político” a la terna entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. El miércoles ambos se reunieron en el Congreso para discutir la investidura. El líder popular pidió a Sánchez que le dejara gobernar dos años, pactando seis pactos de Estado. El Gobierno en funciones ha calificado la propuesta de “surrealista” y el PSOE lo rechazó.