Según los expertos, Aurora es un dispositivo más competente y resistente que sus predecesores. Hasta ahora se empleaban dos tipos de desfibriladores: endovascular o subcutáneo (extravascular). Se calcula que la durabilidad de Aurora alcanzará los 10 primaveras, frente a los 7 u 8 de los anteriores. “Su tamaño es beocio y necesita menos energía para desfibrilar el corazón”, añade Ricoy.
Además varía la posición, pues el electrodo se implanta “por detrás del esternón, en el espacio medianístico”, mientras que el subcutáneo se colocaba encima. Así, Aurora restablecimiento a su predecesor dando “terapia de sobreestimulación al corazón con una frecuencia superior a la taquicardia”, desgrana el cardiólogo.
Las ventajas con respecto al maniquí endovascular resultan más evidentes. “Los electrodos son más resistentes, hay menos peligro de infecciones y menos trombosis“, resume Ricoy, convencido de que entre un 10% y un 20% de las intervenciones de aquí en delante se llevarán a angla con el nuevo dispositivo. El Hospital de A Coruña implanta unos 150 desfibriladores al año, mientras que la media en España roza los 160 por millón de habitantes.
Primer caso, con éxito
La primera intervención con Aurora fue todo un éxito. Se trataba de una paciente “con miocardiopatía dilatada isquémica, que ya había sufrido un infarto y que corría detención peligro de asesinato súbita”, explica Ricoy. Ya ha superado la primera revisión y “está todo en orden”, celebra. Aurora promete asimismo mejorar la calidad de vida de los pacientes. Pueden hacer vida habitual, como era costumbre, pero con respecto al endovascular “permite hacer más deporte y esfuerzos“.
Por ahora, el flanco pesimista es su precio. Aurora roza actualmente los 30.000 euros, mientras que los desfibriladores endovasculares rondan los 20.000. Otra diferencia es que necesita narcosis común. Con todo, el paciente no suele producirse en el hospital más de 24 horas tras una intervención que dura entre una o dos horas.