Bolong Zheng, tras debutar con el COB: “Me dieron ganas de llorar”


El COB ha manada 8 partidos en la primera dorso y en el final con el mejor muestrario de la temporada. Pero la ovación más imponente en lo que va de ataderas se la ha llevado Bolong Zeng. El primer componente chino en la historia del COB y el final de la plantilla en estrenarse. Ni él mismo entiende el porqué de tanto cariño, pero no lo olvidará nunca. “Me dieron hasta ganas de sollozar. Cuando entré en la pista fue poco muy atún y cuando salí del vestuario le dije a mi mujer que no tenía palabras para explicar lo que había sentido”.

El componente del COB llevaba toda la temporada esperando ese momento: “En las redes sociales me llegaban ánimos antiguamente de cada partido y notaba el cariño de la concurrencia en la calle. En esta ciudad se nota que el baloncesto importa mucho y todo el mundo sabe del COB. Voy a cualquier sitio y siempre me dicen que ‘mucha suerte’ para el partido y ‘enhorabuena’ cuando venimos de vencer. Pero no podía esperar poco así. Me gustaría explotar para darle las gracias a toda esa concurrencia y especialmente a todos los que estaban en el pabellón. Fue un momento espléndido”.

El jugador chino del COB, Bolong Zheng, en el entrenamiento de ayer por la tarde en el Pazo.
FOTO: ÓSCAR PINAL
El componente chino del COB, Bolong Zheng, en el entrenamiento de ayer por la tarde en el Pazo. FOTO: ÓSCAR PINAL

Y es que Zheng ha jugado antiguamente en Vinarós, Castellón, Madrid y Fuenlabrada, pero en Ourense reconoce que “se vive de maravilla. Es una ciudad más pequeña, pero desde el primer día nos han tratado muy aceptablemente. Empezamos a tener amigos, especialmente nuestros vecinos, y asimismo algún contacto con concurrencia de la comunidad China”. Y bromea: “Todo aceptablemente menos la aguacero. Esto es demasiado”. Bueno, y poco más, aunque en esto no tiene nadie que ver el destino de esta temporada: “El castellano lo entiendo aceptablemente y puedo conversar más o menos aceptablemente para sobrevivir, para hacer la transacción y cualquier cosa del día a día. Pero la ‘r’ es problema y la ‘doble r’ ya religiosa mía (se ríe)”. Confirma el tópico.

“Somos una clan”

Mucho que ver en la reacción del Pazo puede tener cómo se comporta Bolong Zheng durante los partidos y asimismo la química que se nota con el resto de compañeros: “Somos como una clan, nos llevamos muy aceptablemente desde el principio de la temporada y sobre todo en los momentos bajos que hemos podido tener”. Y añade un apunte revelador: “Tengo claro que no soy el componente más talentoso ni mido dos metros, pero tengo que ser todos los días el que trabaje más duro y es lo que intento hacer. Y eso lo hago asimismo en los partidos, en el banquillo o si puedo. Estoy muy agradecido por el trato que tengo del club, del los entrenadores y de los compañeros. Y la forma que tengo de devolverle a los aficionados el cariño que me han donado es así, dándolo todo”.

Es la forma que tiene de entender el día a día mientras vive el sueño de ser componente de baloncesto profesional: “De pequeño probé otros deportes, pero siempre quise ser componente de baloncesto. Vi a Kobe Bryant y fue la inspiración que me hizo cambiar. Mi padre me preguntó si estaba seguro de ello y yo no lo dudé”. Y eso que en otros deportes había destacado: “Jugué al fútbol y era el número seis del ránking de mi provincia el ping pong y somos 30 millones de habitantes”. Su nivel ya lo comprobó el equipo del Ourense Tenis de Mesa, que asimismo entrena en el Pazo.

Es jovial en lo que queda de temporada: “Tenemos equipo para competir con cualquiera, lo demostramos en A Coruña hasta el tercer cuarto. Tenemos que quitar esos momentos de desconexión y seguro que vamos a ir para en lo alto”. Empezando por el próximo partido: “Seguro que no pasará lo de los últimos. El equipo está aceptablemente y unido. Vamos a ir a más”.

El jugador chino del COB, Bolong Zheng, en el entrenamiento de ayer por la tarde en el Pazo.
FOTO: ÓSCAR PINAL
El componente chino del COB, Bolong Zheng, en el entrenamiento de ayer por la tarde en el Pazo. FOTO: ÓSCAR PINAL

No reclama minutos, pero hará lo que esté en su mano para retornar a tenerlos. Y si es el Pazo, será otra vez una fiesta.

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