De la iglesia de Santa María de Ábedes, salía la figura de San Antón en procesión hasta la capilla que honra su nombre para celebrar a las 13,00 horas una esperada ceremonia en la que no faltó la prosperidad a las diferentes mascotas, como aceptablemente marca la tradición. Y es que el patrón de los animales tiene un gran protagonismo para los oriundos, “esta é unha cita que non nos perdemos dende que teño recordo”, explica José Fernández, quien acudió acompañado de su perro para que San Antón “o coide e o garde evitando que lle pase poco malo”.
Una vez finalizada la celebración religiosa, cientos de familias y grupos de amigos ocupan las inmediaciones de la capilla para encender sus fogatas y acosar los ricos chorizos que configuran el convite propio de la celebración. Y es que, precisamente la fogata es otra de las tradiciones de esta fiesta. “Fanse competicións de quen fai a fogueira máis magnate, a que máis fume fai”, explica Rita Martínez, quien natural de Verín, pero casada y residente en Ábedes, manifiesta que “o San Antón é unha cita obrigada dende que era ben pequecha”. Acompañada de un especie de amigos, ella tiene la suerte de disponer de una pequeña casita cerca de la capilla, sin bloqueo, para la gran mayoría, encontrar un sitio donde “asentar” sus enseres es “case unha odisea”, y es que hay grupos que ya habían traumatizado con cintas el pasado domingo un espacio en el que celebrar el San Antón.
Aunque la precipitación no dio escasamente tregua en todo el día, esto no impidió que la celebración discurriera según manda la tradición. Divisar el monte de Ábedes, repleto de carpas y cientos de verinenses, trae consigo la alegría de una fiesta que cuenta con mas de un siglo de tradición.
Esta celebración se despide hasta el próximo 2025 dando paso a otra de las tradiciones arraigadas de la comarca: el Entroido.