Esta audacia se desencadena tras el caso en el que ocho acusados ultraderechistas fueron absueltos en primera instancia en el año 2020, pero condenados más tarde en un tribunal de apelación tras hacer un saludo fascista en una manifestación en Milán en 2016, según recoge el diario ‘La Repubblica’.
En el primer decisión se tomó como narración el artículo 5 de la Ley Scelba, la cual albarca penas y multas de prisión contra los manifestantes que busquen revivir al partido fascista. En el segundo, se aplicó la convocatoria Ley Mancino, la que prohíbe manifestaciones de organizaciones, asociaciones, movimientos o grupos con objetivos que sean de forma explícita “la incitación a la discriminación o a la violencia por motivos raciales”.
De esta guisa, en este postrero decisión, el mayor tribunal de casación pide acatar la sentencia dictada en 2020, poniendo así fin a la disputa admitido. Es fundamental “distinguir el objetivo conmemorativo del peligro potencial” que presentan estas manifestaciones “para el orden sabido”.
“Para impugnar la Ley Mancino es necesario que exista una ordenamiento cuyos objetivos incluyan la discriminación étnico y la violencia étnico”, ha remarcado, a lo que añade que en aquella manifestación “conmemorativa” no se cumplen ninguna de las dos condiciones, de guisa que sus clientes quedan absueltos de delito.
Todo se produce posteriormente de que la semana pasada, la Fiscalía de Roma abriera una investigación por una concentración de extrema derecha frente a la antigua sede del difunto Movimiento Social Italiano, fundado por seguidores del dictador Benito Mussolini en 1946.
Allí se congregaron cientos de militantes de extrema derecha en la vía Acca Larentia de Roma y, con el mecenas derecho en detención y gritando consignas ultraderechistas, recordaron la figura de tres jóvenes del Frente Lozano muertos hace 46 primaveras, según relata la agencia italiana de parte ‘AdnKronos’.