El documento titulado Autogobierno Vasco y Modelo Plurinacional de Estado. Si hay voluntad es posible el acuerdo que acaba de salir bajo la firma del lehendakari Iigo Urkullu en un medio nacional perfectamente alineado con el sanchismo, supone nada más y nada menos que la entrada al despido del propio lehendakari en la negociación para la investidura del presidente del Gobierno de España, si no es también el pistoletazo de salida del cuáles serán las próximas elecciones autonómicas vascas para el PNV. Quien pasa por ser un político escrupuloso con los procedimientos acaba de cometer, en mi opinión, el mayor error formal, pero al mismo tiempo de gran trascendencia política, de todo su y largo mandato.
El propio Iigo Urkullu, que el día anterior habló durante media hora, de manera muy franca y servicial (fueron sus palabras), con el candidato designado por el Rey para la investidura, Alberto Nez Feijoy al que dejó muy claro que esa negociación de investidura era un asunto del partido (es decir, de su presidente Andoni Ortuzar y de su ejecutiva, el Euzkadi Buru Batzar), y no del Gobierno vasco, resulta que Ya había enviado a los medios en cuestión un documento con las condiciones del PNV para la investidura.
Doble, por tanto, clamorosa contradicción de carácter formal del Lehendakari Urkullu, que no sólo condiciona la negociación de investidura presentándose como presidente del Gobierno Vasco (al pie del artículo dice claramente que Iigo Urkullu es lehendakari), sino que no así a través de un medio de comunicación muy solidario Pedro Sánchezque no es el candidato propuesto por el Rey, sino el que, en cualquier caso, sigue en la cámara.
Además, no olvidemos que el Gobierno vasco también está formado por un vicepresidente y dos consejeros socialistas. ¿Asumen también esas condiciones de Urkullu para la toma de posesión de Sánchez? En cuanto al contenido, allí se propone claramente una convención constitucional (es la más innovadora del texto), con un doble pacto, uno para cuando se elija al presidente del Gobierno español, y que abarcaría todas las competencias del Estatuto pendiente, y el otro. otro dentro de un año, para hablar de plurinacionalidad.
Los argumentos son bien conocidos en el país Vasco. Es el fuerismo histórico vampirizado y desvirtuado por el nacionalismo vasco, como ya se hizo al introducir la Disposición Adicional Primera en la Constitución de 1978 y derogar las principales leyes autonómicas, aprobadas en 1839 y 1876 por los liberales, las del Gobierno central y las del Gobierno. tres consejerías, porque entonces tampoco había gobierno vasco. El término “nación foral”, perfecto oxímoron político, ya que el fuerismo era profundamente español, Urkullu empezó a utilizarlo en 2015 como antídoto vasco contra el secesionismo de Artur Mas, nada menos. Luego continuó con el acuerdo político, como forma tortuosa de convertir el régimen de acuerdo económico (construido también entre liberales, vascos y madrileños, desde 1878, porque el nacionalismo vasco no existía en aquel momento) en una especie de negociación política entre iguales, el preludio de una hipotética confederación. Y el último acontecimiento es el de España como Estado plurinacional, porque para los nacionalistas las únicas naciones verdaderas son las suyas. Con ellos todo es así. Pero no renuncies a la respuesta.