Cruzar la provincia de Ourense lleva más tiempo que desplazarse en AVE hasta Madrid


Atravesar la provincia de punta a punta en coche exige una anciano inversión de tiempo que recorrer a Madrid en AVE. Esta circunstancia muestra los problemas que sufre Ourense en materia de infraestructuras viales, uno de las cuales es la carencia de kilómetros de vías de reincorporación capacidad, así como la desidia de inversión en la progreso de las carreteras ya existentes.

La provincia está vertebrada, fundamentalmente, por la autovía A-52, que comunica la anciano parte del división. Se le suman la AG-53 (Ourense-Dozón, desde donde continúa cerca de Santiago por la AP-53) y su cabo de llegada a O Carballiño, la AG-54; así como la AG-31 (Ourense-Celanova) y la A-75, entre Verín y el país vecino. El resto de la red viaria ourensana continúa anclada en carreteras convencionales que, en muchas ocasiones, se muestran insuficientes para el tráfico que podrían atraer.

Prueba de ello son las viejas reivindicaciones de autovías que cogen polvo en los cajones del Tarea de Transportes. Por ejemplo, la A-76, que aspira a separar la obsoleta N-120 y que es imprescindible para mejorar las comunicaciones entre la ciudad, Monforte, Valdeorras y El Bierzo. O la A-56 cerca de Lugo, de la que solo se ha inaugurado un tramo del que, de momento, solo pueden beneficiarse los habitantes del eje del Ribeiro.

En los despachos de la Consellería de Infraestruturas igualmente se almacenan proyectos como la prolongación de la AG-31, que facilitaría la conexión de la Baixa Limia. Este caso es particular, ya que los últimos kilómetros serían competencia del Estado al tratarse de un tramo transfronterizo. En sustitución, se plantea una reforma de la OU-540, pero los presupuestos incluyen las actuaciones de progreso adjunto a las que se prevén sobrellevar a lado en la OU-533, entre A Rúa y A Gudiña, con una inversión total de 1,5 millones de euros. Esta última es el eje que vertebra de ideal a sur el oriente de la provincia, pero muchos de los tramos están desfasados, a pesar de que se llegó a enredar su conversión en corredor.

Adhesión capacidad

La provincia está a la culo en kilómetros de vías de reincorporación capacidad en Galicia. Por ejemplo, solo existen cerca de de 180 kilómetros pertenecientes a la Red de Carreteras del Estado, muy por debajo de los más de 250 de Lugo. Adicionalmente, Ourense es la única provincia de Galicia que carece de corredores autonómicos. Lo más parecido es la vía rápida entre Rante y la N-525.

Las alternativa es el empleo de vías obsoletas y peligrosas. Por ejemplo, para ir de O Carballiño a Pontevedra hay que transitar por la N-541. Los concellos por los que transcurre se agruparon en el Pacto de Pedre para denunciar su peligrosidad y pedir la construcción de una vía de reincorporación capacidad, aunque no se ha concretado carencia respecto a esto extremo.

Esta situación castiga especialmente a los habitantes de los concellos del rural. Un residente de Beariz que quiera dirigirse a A Veiga, por ejemplo, se enfrenta  a un delirio de más de 2 horas y 20 minutos. La A-52 permite recortar tiempos, pero la inexistencia de más autovías o reformas en carreteras convencionales condena a los conductores a sumar minutos en su plan de delirio. Lo mismo sucede con un valdeorrés que quiera revistar la Baixa Limia.

Para hacerse una idea de lo que supone, en ese lapsus se puede ir en coche a Oporto, o en tren AVE a Madrid (unas dos horas y cuarto). De ideal a sur, la situación no progreso, con tiempos de casi hora y media para ir de la Ribeira Sacra al extremo sur de una provincia que, por la marcha de comunicaciones internas más eficientes, ve ralentizada su competitividad.

A-52

Inaugurada hace 25 primaveras –en diciembre de 1998 se puso en servicio el extremo tramo-, muestra un deficiente estado de conservación. Varios tramos se encuentran plagados de baches, lo que añade peligrosidad en la conducción por una carretera limitada a 120 kilómetros por hora. La última intervención significativa, por lo menos en la provincia, consistió en el mantenimiento de los viaductos de Allariz y A Valenzá, finalizado el pasado año. En su momento, fueron construidos con el mismo sistema que el viaducto de la A-6 que colapsó en El Bierzo, lo que motivó su revisión y reparación. Es la carretera que vertebra la anciano parte de la provincia, con unos 155 kilómetros.

AG-53 y AG-54

La AG-53, de competencia autonómica, se estrenó por completo en 2009 adjunto al cabo de llegada a O Carballiño, la AG-54. Entre las dos, suman unos 27 kilómetros en división ourensano. Está prevista la remodelación del firme en la anciano parte del  trazado. La Consellería de Infraestruturas e Mobilidade sacó a concurso en la primera semana de enero el reasfaltado de 13 kilómetros, entre Cea y el enlace con la A-52. Se invertirán 5,2 millones de euros en rehabilitar un viario que acortó los tiempos de delirio entre la ciudad y O Carballiño, así como con la comarca del Deza y la caudal autonómica, Santiago de Compostela. Aun así, a partir de Lalín hay que abonar un peaje de 6,70 euros en el caso de los turismos.

AG-31

La autovía Ourense-Celanova, de 18 kilómetros, fue abierta al tráfico en 2013. La idea original de esta infraestructura era tumbarse hasta la frontera portuguesa en la Baixa Limia, pero los usuarios se ven abocados a utilizar la OU-540 a partir de la villa de San Rosendo. La prolongación está en un impás adecuado al conflicto de competencias entre la Xunta, titular del viario, y el Estado, que debe afrontar los últimos kilómetros hasta la raia. Adicionalmente, en 2020 se estrenó una extensión (VG-3.1) desde la A-52 en Rante -donde comienza- hasta la N-525, como llegada al polígono de San Cibrao.

N-541

A partir de O Carballiño, el conductor ourensano debe afrontar los viajes a Pontevedra por este peligroso viario. Fue establecido en el Plan Peña (1940), y aunque se llevaron a lado mejoras desde entonces, su trazado es sinuoso y existen quejas sobre su estado de conservación. En el tramo pontevedrés, un autobús cayó al río Lérez en la Nochebuena de 2022, causando seis muertos. Los concellos por los que transcurre se agruparon en el Pacto de Pedre para exigir una remodelación y sugerir la construcción de una vía de reincorporación capacidad, propuesta apoyada por la Diputación.

OU-540 y OU-533

La OU-533 (casi 50 kilómetros) comunica A Rúa y A Gudiña. El tramo comprendido entre esta última población y Viana do Estúpido es un itinerario sinuoso y satisfecho de curvas. En algunos puntos, el firme está deteriorado. Se planteó su remodelación integral para mejorar la movilidad en el oriente ourensano y rendir la época del AVE en A Gudiña. Por otro flanco, la OU-540 de Celanova a Portugal igualmente tiene un tortuoso trazado y todavía calma la autovía que la jubile. La Xunta destina este año 1,5 millones de euros que los dos viales deberán compartir para su reforma.

N-120

La N-120 es un antiguo quebradero de inicio para la provincia, por la que transcurren unos 95 kilómetros. Sin confiscación, no son los tramos más problemáticos de la carretera, por lo menos para los viajes de medio y abundante itinerario. El mal estado del viario es especialmente sobresaliente en los tramos de la provincia de Lugo, que forman parte del nuevo llegada central a Galicia que se culminó en 1993. A desidia de la autovía A-76, es la única vía para conectar Ourense, Monforte, Quiroga, Valdeorras y El Bierzo, comarcas que suman cerca de 300.000 habitantes. El Gobierno reasfaltó recientemente varios tramos en Valdeorras, pero sigue paralizada la obra de ampliación de carriles entre Os Peares y la ciudad.

N-540

El peso de esta carretera en la comunicación interna de la provincia es último (10 kilómetros), pero es esencial, ya que conecta Ourense y Lugo. El estado del firme en los tramos lucenses es inquietante. Los baches que pueblan el asfalto causan pinchazos y averías en los vehículos que la recorren. El Tarea de Transportes licitó su reforma integral por 12,4 millones y un plazo de ejecución de 38 meses, a desidia de la decisión definitiva para evitar que los usuarios deban acogerse a esta carretera convencional: la A-56. Esta autovía solo tiene un tramo construido y, a distancia del tramo Quintela-Eirasvedras -parte de la circunvalación ideal de Ourense-, el resto o carecen de plan o aún no han saliente a concurso divulgado.

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