Una persona con discapacidad visual denuncia que el conductor de Uber no le dejó subir con su perro guía



Un imberbe, de 25 primaveras y con discapacidad visual, ha denunciado que un conductor de Uber no le dejó subir al coche con su perro vademécum. Los hechos ocurrieron en Madrid.

David García iba acompañado de otra persona cuando pidió un trayecto con Uber. Cuando llegó el transporte para recogerles, les prohibió subir “porque iban con una mascota”, explican a ‘Servimedia’. Los dos respondieron que “no es una mascota cualquiera, sino que es un perro de concurso y, legalmente, puede conseguir a todos los transportes”.

Sin secuestro, el conductor indicó que le daba “igual lo que dijesen” e instó a que solicitasen otro transporte en Uber Pets. Se manejo del servicio específico para que entren animales en los vehículos, según explicó García.

Intentó denunciar los hechos

Tanto el imberbe como su concomitante, igualmente con discapacidad visual, decidieron contactar con la policía con el objetivo de denunciar lo ocurrido cuando “el conductor alzó la voz más de lo adecuado”. “Cuando me acerqué al coche para pedirle sus datos y mi concomitante se puso delante del transporte para fotografiar la matrícula, el conductor aceleró y me arrastró unos metros y a la otra persona casi le atropella”, dijo.

El imberbe explicó que tuvo que ser ayudado por otras personas que se encontraban en la zona. Tras ello, el conductor optó por anular el delirio, especificando que el viajero no quiso subir al coche. “Me quiso echar la infracción cuando fue él quien no dejó sobrevenir a mi perro vademécum”, detalló. David García explicó que era “la tercera vez que sucede poco así” con empresas del sector.

Tras los hechos decidieron personarse a la comisaría de la Policía Municipal más cercana para denunciar los hechos. Sin secuestro, les indicaron que no podían cursar dicha denuncia sin un parte de lesiones realizado por un médico.

Desde Uber explicaron que “no se recibió ninguna petición por parte del afortunado”. Asimismo que solamente tuvieron “la notificación de que el viajero canceló el servicio, sin reportar ningún motivo“. En este sentido, sostienen que conocen “claramente” la norma y que “evidentemente, si esto sucedió así, el conductor estaba obligado a aceptar al perro vademécum”.

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