Pasó lo que pasó | Esperanza de vida, nuestra patrona


El investigación de la semana en Ourense, de la mano de Antonio Nespereira

Cantidad, calidad   

Esperanza de Vida podría ser un buen nombre como patrona de Ourense poliedro el número de centenarios que tenemos. Con permiso de San Martín, claro. Y de otra Esperanza, de patronímico Cortiñas, la vecina de los 107 abriles, en cuya dieta nunca descuido un chupito de elixir café. La esperanza es un anhelo que en este caso se cuela como un número, que adquiere carácter de dogma en estos tiempos. Somos una provincia atinado por la cantidad de velas que se soplan, vienen a indicar las cifras. ¿Seguro? ¿Es gozo estadística o actual? Un error en un certificado de defunción provocó un cruel debate entre el afectado y el sepulturero. Este esgrimía un papel del médico que lo daba por muerto y quería echarle tierra encima. El escaso difunto burócrata imploraba sentido popular.

El funcionario, impertérrito, le conminaba a que se metiese en el foso porque él tenía “un certificado” que le daba por fiambre. Dice pues la medición que los ourensanos de más de un siglo pasan en tres abriles de 250 a 361. De nuevo la apelación a la Okinawa almacén, a la tranquilidad que aquí se respira, la dieta, el elixir café y cosas por el estilo para barruntar una explicación sobre nuestra senil demografía. No dice la estadística (no es su función) con qué calidad de vida viven nuestros abuelos. Más de 20.000 mayores de 65 abriles en la provincia viven solos, hablan con la hormaza y, si son hábiles, hacen una videollamada con cierto de la comunidad. Por Navidad los nietos regalan un móvil al ascendiente “para que me puedas tildar”, porque el chaval no tiene tiempo ni está cerca “para una reconocimiento”, piensa el yayo. “Venme a ver mientras podamos murmurar, de poco me sirve que me vayas a ver al cementerio”, contaba mi padre sobre el reproche que le hacía un tío suyo.

Anhelo       

La puerta de Urgencias del CHUO tiene tanto tráfico como la de Alcalá. Las infecciones respiratorias hacen de las suyas y los organismos debilitados por el calendario esperan la mano comprensiva del libre. A su banda, familiares o cuidadores. O entreambos. O nadie. Allí están las estadísticas esperando el remedio. Las consecuencias del trastorno físico y cognitivo son evidentes en muchos pacientes, varados como un barco sin timón. Detrás de los visillos en la casa del pueblo cierto mira sin ver.

El silencio reina asimismo en la pueblo donde hace abriles que no ríe un nene, a excepción de en las receso de agosto. En decenas de poblaciones ourensanas habitan muchas estadísticas que han superado el siglo de vida, lo que alimenta cualquier comunicación política. Sin bloqueo, la cosa no va de números como pueden sospechar, no es cuestión de contar cuántos centenarios hay sino de ponerle cara a doña estadística.  La sociedad que ha proprocionado avances tan significativos para mejorar la esperanza de vida, debe resolver la forma en la que nos ocupamos de nuestros mayores y qué se hace por su dignidad. Porque está claro que no los va a cuidar el Instituto Doméstico de Estadística.

Impuestos      

Y eso que pasta aquí hay. Otra vez las estadísticas demuestran que el salario casi se equipara a la inflación, que ha sido siempre como la carrera de Correcaminos y el Coyote, nunca le pillaba. Pasta hay, al menos Hacienda lo ha localizado. Ha recorrido un nuevo récord de cobro. Esto se debe, fundamentalmente, a un aumento de la presión fiscal con nuevos tributos o que suben. Que la economia vaya proporcionadamente y empresas y trabajadores aporten más. O que la lucha contra el fraude fiscal permita aflorar el hacienda indignado. Alguna duda sobre los primeros supuestos. Sobre este posterior, todas.

Vetusto

Secularmente a Ourense se le ha recordado su carácter de provincia subsidiada, que por muchos impuestos que paguemos, le quedamos a deber al Estado, que da más de lo que le entregamos. Ese engorroso aún persiste en las comparaciones con otros territorios. Por mucho que tributemos resulta que hay que fertilizar pensiones y medicinas, que para eso uno de cada cinco ourensanos toma más de ocho medicamentos al día. Es asegurar, indirectamente somos una carga. Podrán con nuestro humor, pero no con la estadística que nos sitúa como matusalenes. Rezando estamos a Esperanza de Vida, nuestra patrona. 


El portafotos

Segundo Fernández es el rector del Colegio Seminario Último A Inmaculada y compareció esta semana para explicar que estre centro acogerá por primera vez alumnas a partir del curso que viene. Le acompañaban el mitrado Leonardo Lemos y Yolanda María Gómez, psicopedagoga del centro. Segundo afirmó que “os adultos estamos aquí para asociarse ao alumnado nun momento no que están creando a sua propia identidade”. Yolanda habló de la metodología usada en el centro, “que potencia la autonomía de los estudiantes y la importancia del trabajo en comunidad y con la familias”. Lemos, por su parte, reconoció que la atrevimiento de permitir a chicas se produjo posteriormente de “mucha advertencia y debate interno”. De momento, ni murmurar de que vayan a compartir internado entreambos sexos. Un paso de la Iglesia tiene la agilidad de un paquidermo, pero hay cosas que ya están muy normalizadas en la sociedad y que la institución aún le cuesta, pese a los gestos de transigencia que quiere impulsar el Papa. Enhorabuena por el paso poliedro en 2024. En 1967, ya Los Bravos cantaban: “Los chicos con las chicas tienen que estar, los chicos con las chicas han de viviir (…) la Tiempo de Piedra ya pasó”. Hace de esto 57 abriles.

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Al poner la lupa

 

 

Lo de salir y existir en el rural, y tal cual

O Carballiño asimismo levantó la voz por la descuido de pediatras. No es que protesten por capricho porque el mismo desahogo tuvo circunstancia en Xinzo de Limia recientemente, sin que sean las únicas porque el problema se extiende pese a las bienintencionadas promesas de la Xunta. No casa el discurso de la recuperación del rural que tanto gusta citar desde los atriles políticos, primando la aparición de nuevos pobladores, con la merma de dotaciones tan básicas como las sanitarias. Es difícil pensar que una pareja con hijos se sienta atraída por existir en un circunstancia donde no hay pediatras o no los suficientes. Robinsones ya no quedan. Fuera de todo ello, este tipo de manifestaciones atraen a políticos que prometen soluciones inmediatas a problemas tan estructurales como los sanitarios. En el caso de que se produzca el exención en la Xunta el 18 de febrero, que vayan sacando todos brillo a las soluciones mágicas que ahora dicen tener. Ya veremos.

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