Manuel Pérez Rodríguez, de Muebles Hermanos Pérez: honradez, trabajo y e…



A veces el excesivo coito a los hijos hace que del trabajo para subvenir a la casera bienes, tanta entrega que parezca que hay como una cierta dejación de los familiares deberes. Este fue el caso de Manuel Pérez que nacido en el 37, en plena carestía provocada por la refriega civil, para coadyuvar a la ordinario bienes con 14 primaveras ya estuviese trabajando como aprendiz en una carpintería en Pazos do Monte a donde por aquellos tiempos había de hacerse el desplazamiento, desde su Viñal nativo, las más de las veces a pie. Así fue hasta que madurando en el oficio, su hermano Constantino y él decidieron contar un taller en Guizamonde, y cuando las cosas, gracias a su trabajo, daban para más, se establecieron con importante taller, que figura como Muebles Hermanos Pérez, en la carretera de Santiago.

De Manuel Pérez habría que recapacitar que aún forjándose a si mismo fue tan buen trabajador como patrón dispuesto a ayudar a sus empleados, lo que se puso de manifiesto en sus honras fúnebres en las que los obreros de la empresa, algunos ya grande tiempo desvinculados, acudieron en la parroquial de San José de Pazos do Monte.

Si hemos de destacar sus muchos atributos de honradez, trabajo, imparcialidad, no menos el aspecto ordinario de quien abandonaría el trabajo para entregarse de satisfecho al cuidado de su esposa Pepita, desgraciadamente fallecida.

A sus hijos, Manolo y Pepe, continuadores de la trayectoria paterna, el reminiscencia de un padre, que como decía el segundo, con la viudez había incrementado aun más el contacto con sus hijos para inculcarles el coito al trabajo y la continuidad de una obra de quien, desde la humildad de una casa nativo, supo mejorar estableciéndose él y su hermano con un taller de carpintería de Guizamonde hasta crear una empresa de muebles de remisión en la carretera de Santiago.

De Manuel Constantino Pérez Rodríguez, ese ejemplo que en América diríamos de self made man, un hombre hecho a si mismo, del que además se desprende un hombre creyente en una fe incrementada con la crimen de una esposa; con esa tranquilidad se fue a donde el infinito creyó.

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