Alexéi Navalni cumple casi 30 abriles de prisión. Ya ha sido enviado, por segunda ocasión, a una celda de aislamiento desde su traslado a una prisión en el círculo polar ártico a finales de diciembre de 2023. “Navalni ha vuelto a la celda de castigo. Diez días por presentarse indebidamente”, según un mensaje de los colaboradores de Navalni en Telegram.
En una confesión realizada de guisa conjunta, los Veintisiete han señalado que el traslado a la prisión en la región de Yamalo-Nenets, en Siberia, se debe a un intento de “aislarlo del resto del mundo“, entre lo que evidencia la “instrumentalización” del sistema procesal ruso contra la disidencia a Vladimir Putin. Dicha situación evidencia para el monolito “cuánto le temen las autoridades rusas”.
La semana pasada, el enemigo dijo que no se arrepentía de poseer regresado a Rusia, luego de poseer sido tratado de un envenenamiento en un hospital de Alemania. “Tengo mi país y mis convicciones. No quiero renunciar ni a mi país ni a mis ideas. No puedo traicionar ni lo primero ni lo segundo. Si tus convicciones valen poco debes estar dispuesto a defenderlas. Y, si es necesario, hacer algunos sacrificios”, dijo Navalni a través de su canal de Telegram.
Este miércoles, la Unión Europea ha reiterado su denuncia del caso del enemigo ruso, señalando que cumple condenas motivadas políticamente y su traslado a la prisión en Siberia demuestra la instrumentalización de la honestidad rusa. En el tercer aniversario de su detención, cuando regresó de Alemania donde fue tratado por un intento de homicidio con un agente nervioso de tipo Novichok, la UE incide en que Navalni cumple “condenas por motivos políticos que ascienden a más de 30 abriles, soporta persistentes malos tratos con gran aventura para su vida y graves violaciones de sus Derechos Humanos”.