En buena medida, lo que ha ocurrido tiene que ver, entre otros aspectos, con las imágenes del asalto de miles de independentistas al aeropuerto de Barcelona organizado por Tsunami Democràtic. Se investiga si en la cúpula de Tsunami Democràtic estaba Puigdemont.
Moncloa y sus socios independentistas han pactado una nueva resarcimiento. Entre otras cosas, se alcahuetería de una resarcimiento contra el togado García Castellón y, eventualmente, contra los jueces del Tribunal Supremo, en el caso de que se sumen al criterio del togado García Castellón, que sí ve indicios de terrorismo en algunos de los delitos de los que acusa a Puigdemont. Es aquí donde los negociadores han empollón la ingeniería lícito, estableciendo dos tipos de terrorismo. “Se mantiene el terrorismo como un delito exceptuado de la aplicación de la ley de perdón siempre que suponga una violación reservado de derechos humanos”, ha dicho Félix Bolaños.
Dos tipos de terroristas
Moncloa y sus socios independentistas han realizado un entrenamiento de contorsionismo lícito y político para establecer poco así como dos tipos de terroristas: los terroristas malos y los terroristas menos malos. Los terroristas menos malos son aquellos independentistas catalanes acusados de terrorismo, que serán amnistiados. Mientras que los terroristas malos son los demás, que no serán amnistiados.
Según el texto pactado, estos que no pueden ser amnistiados son aquellos terroristas que “hayan causado violaciones graves de los derechos humanos”. Es aseverar, Moncloa y sus socios independentistas consideran que hay un maniquí de terrorista, el menos malo, que no viola los derechos humanos y, por consiguiente, sí puede ser amnistiado.
Este es un concepto extraordinariamente novedoso, pionero y hasta pintoresco, no solo en España, sino en el mundo. Según este criterio, desde hoy hay terroristas que se pueden considerar casi buenos porque son terroristas que respetan los derechos humanos.