Los problemas del sueño (I)



Los ciclos del sueño

Las parasomnias son los trastornos del sueño más comunes que se presentan en niños. Son conductas y comportamientos extraños que alteran la calidad del sueño. La longevo parte son benignas y suelen desaparecer de forma espontánea.

El ciclo habitual del sueño se compone de etapas que se desarrollan desde la somnolencia leve hasta el sueño profundo. Los distintos ciclos del sueño se dividen entre no MOR (desincronizado) y MOR. El sonambulismo se da con longevo frecuencia durante el primer ciclo, el no MOR y en las primeras horas de sueño.

Se clasifican según la etapa de sueño en la que aparecen. Unos aparecen en la transición del sueño a la ayuno (del despertar) o de la ayuno al sueño, otros son típicos del sueño pausado, y otros de la etapa REM. Las más habituales son: sonambulismo, terrores nocturnos, pesadillas y despertar confuso.

¿Qué es el sonambulismo?

Es un trastorno frecuente en la infancia y suele desaparecer con la vida. Generalmente se supera antiguamente de los diez primaveras. Puede ser hereditario. La persona sonámbula parece estar despierta, pero su estado de conciencia y neurofisiológico está dormido. Luego, reaccionan delante cualquier estímulo: responden si les hablan, comen, andan, etc. Pero se comportan de modo cibernética y no siempre recuerdan lo ocurrido. Sin incautación, es frecuente que no se despierten cuando algún lo intenta.

Se produce temprano por la sombra, entre una y dos horas a posteriori de quedarse dormido, durante las fases del sueño profundo. Los pacientes se encuentran profundamente dormidos y es difícil despertarles del sueño.

La duración del episodio de sonambulismo puede ser breve o puede durar hasta más de 30 minutos. Si no se perturba al pibe con sonambulismo, se puede retornar a acostarse con total normalidad, aunque puede que lo haga en un sitio diferente o inusual.

Los síntomas más comunes del sonambulismo son:

– Caminar durante el sueño y mirar más o menos de una forma confusa.

– Los luceros suelen permanecer abiertos y con sensación de asombro o proporcionadamente una examen perdida, con luceros vidriosos.

– No replicar a las preguntas. Susurrar dormido y sostener cosas sin sentido

– Realizar actividades durante el sueño. Confusión y desorientación al despertar.

– No recapacitar lo sucedido por la mañana.

No indica ningún problema agonizante ni requiere tratamiento. solamente se debe evitar que ocurran accidentes fortuitos. Muchos de los factores que pueden contribuir al sonambulismo son: interrupciones en el horario para acostarse, viajes, cansancio, estrés… El 70% tienen familiares que han presentado algún trastorno del sueño a lo abundante de su vida.

¿Qué son los terrores nocturnos?

Se caracteriza por la aparición de episodios repentinos de terror que aparecen de forma súbita durante las fases de sueño profundo. Afectan a los niños durante la primera porción de la sombra (fases 3 y 4 del sueño no REM), en la etapa profunda del sueño, cuando no hay tono muscular. Suelen durar de 5 a 15 minutos y finalizan de forma espontánea, sin despertar al pibe.

Durante los episodios de terror noctívago, el pibe positivamente está dormido, es habitual que se siente bruscamente en la cama y comience a vocear, balbucir o lamentar con una expresión facial de terror. Mantiene los luceros abiertos y la examen fija, sin estar positivamente despierto. El pibe no ve ni oye lo que está ocurriendo, ya que, en efectividad, permanece dormido y no se despierta, aunque le llamen.

Todavía pueden presentan signos de ansiedad: taquicardia, hiperventilación, sudoración, etc.

El pibe no asegura a estímulos externos, ni recuerda lo sucedido. Posteriormente de la crisis, el pibe se duerme plácidamente, como si nulo hubiera ocurrido.

Son más frecuentes entre los niños de 1 a 8 primaveras.

Los terrores nocturnos asustan más a los adultos que a los niños, los cuales no son conscientes ni siquiera de haberlos tenido.

De un pibe a otro existen notables diferencias, tanto en intensidad de las manifestaciones como en su duración. Algunos niños tienen terrores nocturnos ocasionalmente, mientras que otros alternan períodos de noches tranquilas y períodos en los que estos episodios se producen con más frecuencia.

¿Por qué ocurren?

La causa de los terrores nocturnos no está clara. Afectan factores como tensión emocional por sucesos traumáticos recientes, (hospitalizaciones, separación de los padres, asesinato de un ser querido, etc.), ansiedad, cansancio, horarios irregulares de sueño, fiebre o toma de algunos medicamentos, parecen incrementar la aparición de estos trastornos del sueño.

Todavía influyen factores externos o ambientales como el estrés. Los sueños desagradables son más frecuentes cuando el pibe está angustiado o preocupado.

Al irse a acostarse agitado aumenta la probabilidad de que se produzca un episodio. A diferencia de lo que sucede en las pesadillas, los factores hereditarios parecen tener un papel causal en la presentación de terrores nocturnos. Rodeando del 80% de los niños que los padecen tienen familiares que además han presentado estas alteraciones del sueño. Esta pulvínulo genética es compartida con el sonambulismo. Cesan por lo caudillo con el tiempo, sin falta de ningún tratamiento específico.

¿Qué pueden hacer los padres?

No se debe despertar al pibe, si proporcionadamente es conveniente estar adyacente a él para controlar que no se haga daño y esperar a que pase, pero es mejor no interactuar con él, ya que se puede provocar el impresión contrario al deseado y hacer que el pibe se muestre más agitado.

No es recomendable comentar al día futuro el episodio, ya que podríamos preocuparle y provocar resistencias a la hora de irse a acostarse. Los terrores del sueño son comunes en niños en vida escolar y la mayoría de las veces desaparecen cuando el pibe crece.

Si presentase episodios frecuentes, el pibe está cansado o somnoliento durante el día o si se alteraran los hábitos de toda la grupo, se debe valorar la búsqueda de apoyo profesional.

El sonambulismo y los terrores nocturnos tienen el mismo origen. Los dos son trastornos del sueño que tienen puesto en las fases 3 y 4 del sueño. Sin incautación, la diferencia está en que, mientras que el sonambulismo es la forma más leve del trastorno, los terrores son la más agonizante. Uno y otro desaparecen de forma espontánea.

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