Un tribunal de Austria ha decidido este jueves que se enviará a una prisión de delincuente comunes a Josef Fritzl, conocido por tener cometido los crímenes más abominables y tener sido condenado a dependencia perpetua por ello. En 2009 se le sometió a sentencia adecuado a tener encerrado a su propia hija en 1984, agredirla sexualmente durante primaveras y, producto de ello, tener tenido con ella siete hijos que mantuvo en la casa, sin que el resto de la clan lo supiera.
La intrepidez coetáneo de los tres magistrados (que todavía no es firme), significa que seguirá cumpliendo su condena en prisión y ya no en el centro particular en el que estaba. Por otra parte, podrá seguir con su terapia. La defensa de Fritzl pide la autodeterminación condicional y considera que este paso es esencial para su salida de la gayola.
Esta intrepidez contencioso supone que el destacado ya no tendrá que estar separado como hasta ahora y el paso que se quiere dar ahora es que sea trasladado a una residencia de ancianos convencional. Su abogada, Astrid Wgner, ha expuesto a los jueces que sufre de una demencia senil y que, adecuado a su antigüedad destacamento su sus limitaciones físicas, ya no es un peligro para nadie, según el mensaje previo de una psiquiatra. Wagner indica que el destacado tiene Alzheimer y necesita de andante para desplazarse.
El no retractación
El historial de Fritzl no comenzó con este sonado caso, sino que ya había violado en otras ocasiones y, de hecho, en 1967 fue condenado por ello.
Durante el querella del caso de su hija, se derrumbó y admitió los hechos, sin confiscación, al advenir a la gayola, volvió a adoptar un comportamiento frío, distante y sin retractación alguno por lo ocurrido. Se cambió el nombre a Mayrhoff para evitar que el resto de reclusos le hicieran daño.
Posteriormente de cumplir más de una lapso de condena, publicó una semblanza en la que deja constancia de sus instintos y de los motivos por el cual se le ha apodado “monstruo”. Se desaire de sus crímenes y señala que “ha nacido para violar”. La semblanza, señal ‘Los abismos de Josef F’ muestra un violador no compungido y autocompasivo. De hecho, en alguna entrevista asegura que lo que había entre él y su hija “era sexo”.
Disección psicológico
La psiquiatra Adelheid Kastner le hizo varias entrevistas y gracias a conocer el pasado de Fritzl (fue maltratado), se pudo enterarse que quizás era la causa del comportamiento ya de adulto. Fue desarrollando fantasías en las que satisfacía sus ansias por controlar a otra persona y, pese a ser consciente que no debía hacerlo, poco a poco, “se fue corrompiendo a sí mismo”.
La conclusión de la psiquiatra fue de un hombre “intelectualmente dotado pero con una tremenda ansia de poder” encima de ser “discapacitado emocional”. El destacado fue siempre consciente de sus actor y de que estos eran contrarios “a las reglas de convivencia humana”.
La reinserción, según la psiquiatra, podría encontrarse complicada porque su obligación de control no se ha ido reduciendo con la antigüedad.