Felipe González, por ejemplo, fue muy beligerante contra los pactos con los independentistas, además el exvicepresidente Alfonso Pelea o Nicolás Sin rodeo Terreros que llegó a ser expulsado del partido.
Poco antaño de que fuera oficial el plan ley de perdón, Pedro Sánchez comenzó a defenderla entre los suyos y sus palabras removieron a históricos del PSOE, que se lanzaron en tromba contra Sánchez. “¿Estamos poniendo en peligro los cimientos de la convivencia? Temo que sí”, opinaba González. Incluso afirmó que le costó sufragar en las elecciones del pasado 23 de julio.
El expresidente y Alfonso Pelea lideraron un movimiento contra las cesiones de su partido a los independentistas. Pelea pidió “como socialista que eso no lo hagan”. Ramón Jáuregui, exministro de la Presidencia, consideró que “supone una certificación estafa de actos contra el estado que en todo el mundo están penados”, opiniones como la de Nicolás Sin rodeo que tuvieron consecuencias, el partido lo expulsó. Esa exigencia es para los más críticos, una fórmula para manejar el partido y fulminar a quien le diga ‘no’, a su líder.
En el caso de Page la cúpula socialista ha censurado abiertamente al presidente autonómico, aunque Ferraz no se plantea abrirle un expediente de expulsión.