Estos menores son pertenecientes al clan indígena de Ayahualtempa, sito en José Joaquín de Herrera. Ellos son los que se encargan de la patrulla de seguridad de la zona.
La razón principal que les lleva a tener que hacerlo a su temprana época es porque los adultos se han ido a agenciárselas a miembros de una clan que fue raptada el pasado 19 de enero.
Rifles, escopetas y pistolas
El pasado miércoles 24 de enero, los componentes de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitaria-Pueblos Fundadores (CRAC-PF) fueron los que “armaron” a estos 5 jóvenes.
El tipo de armas que se les suministró es variado. Desde rifles calibre 22, escopetas de calibres 20, 16 y 410, hasta pistolas de corto efecto.
Adicionalmente, no es la primera vez que se les entrega armas, porque en 2019 algunos ya ejercían como milicianos: “Soy Adan, tengo 8 primaveras. Soy el comandante de los niños”, sentencia uno de los jóvenes en un vídeo difundido.
En 2022 se deshicieron los comandos infantiles pensando que el ejército podría controlar el parte, pero finalmente, tras dos primaveras de presencia marcial que han terminado, los chicos han vuelto a empuñar las armas.