Vanesa Ferreira, al frente de El Xallas, en cambio, no contempla que los clientes compartan menú en su establecimiento: “Tenemos un precio muy concorde, cobramos 11 euros por todo, un primero, un segundo, bebida, pan, postre o café, y nosotros queremos sacar poco de beneficio, como es deductivo”.
Esta misma valentía, la de prohibir que se comparta menú, la han tomado en el restaurante Marte. “Para evitar eso, nosotros ofrecemos medio menú, que incluye pan, bebida, postre o café y un plato único del menú de día pero de maduro tamaño para que salgan a alegría”, explica Yasmin Sanmartin.
Y, para que no haya duda, en el restaurante Gaiola “tenemos puesto en nuestro menú que no se puede compartir. Al fin y al lado, si cinco clientes ocupan una mesa para engullir dos menús significa que estamos perdiendo la posibilidad de dar más servicios”, explica Paula Sánchez.
¿Qué piensan los clientes?
Pues, como entre los hosteleros, encontramos de todo. Desde personas que entienden que “hay concurrencia que económicamente va muy certamen y buscan la opción de compartir”. Todavía hay familias que lo han hecho: “Sobre todo si en el restaurante te advierten de que el menú es muy exuberante, sí hemos pedido un menú para los dos niños”. Pero igualmente hay comensales que no lo entienden así: “El menú del día es para comerlo solo”; “si van dos o tres personas a engullir, lo habitual es que cada uno se pida su menú”.
Se prostitución, así, de un nuevo liza al que se enfrentan los hosteleros.