El campo de Damián se tiñe de amarillo, hay centenares de limones que cubren sus tierras. Arrancados del árbol, reposan en el suelo porque este año no llegarán al mercado: “Se importa demasiado limonada de otros países, así que tenemos que tirarlos al suelo para que los limones trabajen para el año que viene, es una ruina”.
Su padre, Joaquín, denuncia que la situación la sufren la mayoría de compañeros de oficio en Alicante y Murcia: “Tenemos que ir con pies de plomo. De otros países viene todo contaminado y no pasa carencia, mientras que nosotros cumplimos con unas medidas muy estrictas“.
Y no sólo critican la competencia desleal con la que dicen tienen que deliberar, sino incluso con unos precios desorbitados: “Producirlo cuesta cerca de de 30 o 35 centímetros el kilo, a nosotros nos lo pagan a 15 céntimos y el cliente luego lo adquisición a 2 euros. Así es ficticio no da ni para cubrir gastos”, explica Joaquín, mientras su amigo Alberto se una a la conversación: “Esto es más que un desastre, posteriormente de tanto sacrificio lo voy a tener que dejar. No hay quién compre limones“. Entreambos apelan al sentido popular: “Si no se traen de fuera, podría ser una opción”.
J. Marcos cree que la centro de estos cítricos se quedarán esta temporada sin recoger. Y todo ello en un año en el que se ha producido 1.200.000 toneladas de limones.