Según datos de la ONG Ash, el 7,6% de los niños y adolescentes entre 11 y 17 primaveras usan regularmente los cigarrillos electrónicos, casi el doble que en 2020, cuando el porcentaje era de 4,1%. Estos dispositivos contienen alcaloide y otras sustancias químicas que pueden ser perjudiciales para el organismo. Por otra parte, se ha demostrado que pueden ser una puerta de entrada al tabaquismo tradicional.
El gobierno sajón quiere poner fin a esta flujo y para ello introducirá nuevas normas para restringir la publicidad y la saldo de los vaporizadores a los menores. La medida más elocuente es la prohibición de los desechables, que son más fáciles de cazar y de ocultar que los recargables. El primer ministro anunciará hoy sus planes en una entrevista a un colegio y ha dicho que prórroga que se apliquen en todo el Reino Unido.
El ejecutor sajón tomará medidas para delimitar los sabores de los vapers que puedan atraer a los menores y para que su aspecto sea menos mono, así como para evitar que se vendan inmediato a otros productos infantiles. Además habrá sanciones más duras para los comercios que incumplan la ley y vendan vapeadores a menores y se impedirá el paso de estos a otros productos con alcaloide como los parches.
La audacia puede ocasionar malestar entre algunos sectores del Partido Conservador, que ven con desconfianza las políticas intervencionistas del gobierno. Ya el año pasado, el ejecutor había anunciado el veto en la saldo de cigarrillos a toda persona nacida a partir del 1 de enero de 2009, con el objetivo de crear la primera engendramiento “emancipado de tabaco”.
¿Qué otros países han prohibido los vapers?
El Reino Unido no es el único país que ha tomado medidas contra el uso de los cigarrillos electrónicos. Según la estructura Universal Tobacco Control, hay al menos 32 países que prohíben totalmente la saldo y el consumo de estos dispositivos. Entre ellos se encuentran Brasil, Camboya, Tailandia, Singapur, Turquía y Arabia Saudita. Otros países, como Argentina, Colombia o México, permiten el uso pero no la saldo ni la publicidad.
En Europa, la mayoría de los países se rigen por la código común sobre el tabaco, que establece límites a la cantidad de alcaloide y a los sabores permitidos.