Los 5 fallos de comunicación que sentenciaron a Xavi en el Barça


Xavi Hernández confirmó el sábado, tras la derrota en Agrupación por 3-5 contra el Villarreal, su adiós como preparador del Barça el próximo 30 de junio. “Antiguamente de que me echen, me voy yo”, debió pensar. Lo cierto es que el de Terrassa pasa la papa caliente a los jugadores, al tiempo que Joan Laporta pierde su más valioso escudo en el ámbito deportivo: “Quería terminar la temporada y es una fórmula que acepto porque fue Xavi quien me lo propuso y es una lema”, se justificó más tarde el mandatario. Quizá el mejor medio de la historia de España, Xavi gobernó durante abriles el pernio y el tempo de los partidos del Barça y la selección española. Sin bloqueo, el Barça que ha dirigido desde el banquillo ha terminado convirtiéndose en un conjunto desquiciado e inoperante, que mínimo tiene que ver con el que ganó la Supercopa y la Agrupación el año pasado: a estas staff ha concedido tantos goles como en toda la temporada antecedente. Pero, aunque resulta evidente que a Xavi le echan los malos resultados deportivos, todavía ha hecho hendidura en su figura su nefasta logística de comunicación

A continuación desgranamos algunos de los errores que ha protagonizado el preparador en sala de prensa desde su retorno al Barça hace dos abriles y tres meses y que, a la postre, han ayudado tanto como la deriva del equipo a su prematura marcha de club de su vida:

Una hora que cambió todo

“Quiero anunciar que el 30 de junio no seguiré como preparador del Barcelona”. Así comunicaba Xavi Hernández la comunicación munición en la sala de prensa del estadio de Montjuic. Casi nada una hora antiguamente, en la flash interview de DAZN, mínimo hacía presagiar parecido resolución: “Hay que seguir, de peores situaciones hemos saliente como club”, llegaba a comentar a Unzué tras la derrota contra el Submarino Amarillo. Poco a posteriori, llegaba con media hora de retraso a la rueda de prensa para dejar a los periodistas pasmados. ¿Se lo había comunicado a los futbolistas? No. De hecho, Joan Laporta se acababa de contar e incluso había tratado de evitar que Xavi lo anunciara esa misma tinieblas. El técnico catalán aseguró que la atrevimiento estaba tomada ya de antiguamente, pero se trataba de un anuncio en caliente que retrotraía a otras épocas más folclóricas del fútbol gachupin.

“Hemos dominado”

Xavi cree firmemente que tener la pelota es igual de dominio; da igual que al final de los 90 minutos caigas goleado o que casi nada generes peligro con pases horizontales. Y es que en la existencia paralela del de Terrassa, una suerte de Matrix culé, el fútbol es un deporte cruel e injusto en el que hace desidia mucha suerte y no siempre apetito el mejor, que casualmente es quien más soba el balón. Cuando el veló cayó, tras las derrotas frente a el Girona y el Amberes y antiguamente de la ‘final’ contra el Valencia, se defendió acusando a los medios de “bajarse del barco a la primera curva” y de entregar una “irrealidad”, al tiempo que pidió “estabilidad” para “continuar en la carrera por triunfar cuatro títulos” y sostener “un plan triunfador”. Poco a poco, no obstante, la existencia impondría su implacabilidad en forma de marcadores deportivos.

Excusa tras excusa

Pero si por poco pasará a la historia su periplo en el banquillo azulgrana será por el ramillete de excusas que Xavi exhibió en rueda de prensa. De hecho, los medios fueron su enésimo pretexto: “A los jugadores les afecta demasiado lo que diga el entorno”. Las quejas por el sol pasarán a la historia: “No nos gusta arriesgar con sol”, “el sol nos molesta”, “el campo seco no nos beneficia” o “estamos acostumbrados a arriesgar de tinieblas”. Los sorteos siquiera le gustan: “No estamos teniendo suerte, señalas al peor y ese es el que te toca”. Asimismo cargó contra las pérdidas de tiempo: “Lo coincidencia una trampa”, “es ridículo que en el fútbol no haya tiempo efectivo”. Pero, por supuesto, su excusa más recurrente ha sido el césped, un enemigo que le persigue desde hace abriles: “El campo no nos ha ayudado”, “nos ha perjudicado sobrado”, “que le pregunten al preparador del Getafe por qué no se regó el campo y por qué estaba más parada de lo habitual”.

Abonado al triunfalismo

“Somos candidatos a la Champions, tenemos mejor equipo que el Madrid”, anunció Joan Laporta el pasado verano. Por eso Xavi, que se había suscrito a este discurso, se puso plazo de caducidad este mismo enero: si no ganaba un título, se iría a final de temporada. Dos semanas a posteriori, goleada tras goleada, se había despedido de la Supercopa de España, la Copa del Rey y la Agrupación. Las críticas arreciaban, el embudo se estrechaba y el emperador ya iba desnudo. Dijo que al Barça no le valía con triunfar 1-0 y ganó la pasada Agrupación con guarismos binarios. Habló de excelencia y de cruyffismo y cuando quiso cosechar cable recordando que son un “equipo en construcción” ya era demasiado tarde. Allá quedaba el mítico ‘alé, alé, alé’ que compartieron unos eufóricos Xavi y Laporta en su presentación.

Terremoto en Amberes

La derrota en Champions contra el Amberes fue un punto de inflexión deportivo e institucional. No solo por la derrota frente a la cenicienta de la competición continental, sino por lo que morapio precedida: el Barça anunció cambios de última hora en la convocatoria para enfrentarse al conjunto belga y Lewandowski, Araujo y Gündogan, que en un principio no viajaban a Bélgica, tuvieron que montarse en el avión. “Se ha generado una tensión innecesaria con el tema de la letanía de convocados. La letanía es consensuada con Deco y con el presidente, estamos en comunicación constante”, declaró el preparador del Barcelona. Poco que, sin bloqueo, el propio Deco rechazó: “Las convocatorias son tema del preparador; nosotros no hemos consensuado mínimo”. Un momento que demostró que el egarense no controlaba al cien por cien la parcela deportiva. Fue, sin duda, el principio del fin. Xavi fue presentado como preparador del Barça el 8 de noviembre de 2021: “Estoy muy emocionado por cómo me ha recibido la inclinación. Estoy muy ilusionado y con muchas ganas de despuntar a departir con los jugadores. Sé que es un momento complicado, tanto económicamente como deportivamente, pero tengo las ganas para devolver la ilusión”, aseguró entonces. El pasado sábado, su relato daba un locución de 180º: “La sensación de ser preparador del Barça es desagradable, es cruel, sientes que te faltan al respeto muchas veces, que no te valoran el trabajo. Esto es un desgaste terrible a nivel de vigor mental, de estado de talante”. Fue un momento de sinceridad salvaje, casi enternecedora. Entre medias, Xavi no ha perdido el pelo como Guardiola, pero uno tiene la sensación de que sí se lo ha tomado a los demás. Nunca sabremos si con sus palabras se autoengañaba, trataba confortar el ánimos al barcelonismo o simplemente habitaba un universo paralelo. Por supuesto, se va un culé de corazón: pagó 2,5 millones al Al-Sadd para firmar por el Barça y se va perdonando una temporada. El tiempo dirá si ahora ha tomado la mejor atrevimiento para el club o para sí mismo y si, al anunciar su adiós en diferido, no se había ido ya para siempre.

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