La Audiencia Provincial de Ourense acaba de dar carpetazo al conocido como caso de la Comisaría de Policía. Se investigaba a dos hermanos botones, agentes del citado cuerpo, a los que se responsabilizaba de la crimen de otro funcionario del cuerpo. El tribunal aprecia que no hay indicios suficientes para relacionar el caso.
Se cierra con ello ocho primaveras de investigaciones, pero además de una auténtica tortura para los afectados. Es más, siguen todavía sin despejar muchos interrogantes sobre el caso, por lo que la canilla sigue totalmente enredada.
El caso es muy difícil como para ofrecer desde aquí destellos de claridad, pero sí permite reflexionar sobre hasta qué punto las cuestiones judiciales provocan una profunda
desazón en quienes acuden a ella para exigir derechos.
Quizá nadie sea culpable o todos lo seamos un poco. El sistema jurídico opera como lo hace y sus consecuencias ya las vemos. Primaveras de retraso, esperanza o preocupación
esperando una resolución. Primaveras que un enjuiciador en la vida podrá hacer revivir. No hay sentencia para eso.