¿Un simple obstáculo o el aviso de que la legislatura será corta?



No han pasado ni tres meses desde que Pedro Sánchez fue investido presidente del Gobierno, gracias al apoyo de los partidos de Oriol Junqueras, de Arnaldo Otegi y de Carles Puigdemont.

El apoyo del prófugo se sustanció luego de que Sánchez se comprometiera a aprobar una ley de remisión para los dirigentes y militantes independentistas acusados de diferentes delitos. La ley de remisión era, luego, la piedra fundacional de la tiempo. Y, de momento, esa ley de remisión ha sido rechazada por el Congreso, porque Puigdemont ha querido que fuera rechazada, porque se le queda corta.

La duda es si estamos frente a un simple obstáculo en el camino de una tiempo larga, o si estamos frente a el aviso de que la tiempo será corta. Pedro Sánchez ha regalado orden a los suyos de dejar claro que la duración de la tiempo es de su monopolio competencia, y no de la de Puigdemont.

Pero perder votaciones en el parlamento es lo que le ocurre a la examen. Si quien las pierde es el Gobierno, eso significa que el presidente tiene un problema muy serio.

Si consigue animar su alianza con otros partidos, lo solventará. En caso contrario, estaremos frente a un Gobierno inestable y débil. Y, luego, frente a una tiempo difícilmente gestionable.

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