El caso de un ciudadano francés
La investigación comienza cuando los agentes detectaron irregularidades tras la dirección de la funeraria con el cuerpo de un ciudadano francés. El individuo falleció en diciembre de 2022 en el hospital de la Fe y la empresa se encargó de donar el cenizas a la ciencia sin ningún tipo de autorización de sus familiares. “Su tribu se trasladó a Valencia para hacerse cargo del cuerpo y descubrió que había sido donado a la mano de medicina de la Universidad de Valencia, sin que lo hubiera permitido el fallecido ni siquiera nadie de su tribu”, explica la periodista.
Lo que pasó en realidad es que la funeraria había conseguido 1.200 euros que fueron facturados a las facultades para trasladar los cuerpos. Lo hicieron “falsificando los documentos de la donación”.
El ‘modus operandi’ de este entramado criminal consistía en la elaboración de documentos inexactos para enriquecerse económicamente. Ana Regalado destaca que el género tenía como objetivo “despabilarse a candidatos en geriátricos o en hospitales”. Seleccionaban a personas que estaban en una situación muy graves y que tenían “posibilidades de extinguirse a medio plazo”. Una vez conseguían a estas, falsificaban la donación y percibían una cantidad monetaria por los traslados a las universidades.
La periodista, de acuerdo con las informaciones difundidas por la policía, subraya que en uno de los casos consiguieron “que un anciano firmara unos documentos autorizando la donación”. Pero después se descubrió que padecía un detrimento cognitivo que le impedía aprender lo que estaba haciendo. “Lo que hicieron fue manipularlo para que firmara”, añade.
Otra cuestión significativa era la forma en la que se desprendían de los cuerpos una vez los devolvían las facultades. Asumían la incineración del cenizas cuando los estudiantes acababan las prácticas. “Lo que hacían era como los cuerpos estaban desmembrados, los introducían en féretros de otros fallecidos, para así ahorrarse la incineración que luego sí cobraban íntegramente a las facultades”, señala Regalado.
En una de ellas, la empresa llegó a ingresar más de 5.000 euros por este concepto.
Las pesquisas policiales implican a cuatro personas, dos responsables de la funeraria y dos trabajadores. Según informó este martes el Tribunal Superior de Equidad de la Comunidad Valenciana, el instructor de las causas judiciales valoró que existían indicios suficientes contra ellos por falsificar los documentos con los que pudieron traficar con cadáveres.
¿Hay algún trasfondo crematístico en las donaciones?
Tal y como cuenta Ana Regalado, todas las donaciones de cuerpos a la ciencia tienen que hacerse “de forma gratuita“. Es necesaria una autorización en la que la persona fallecida, previa a su asesinato, permite que su cenizas sea estudiado por los científicos. Todavía puede ser firmado el documento por algún normal o delegación “que se haya hecho cargo de la persona”.
Según recoge la Ley 30/1979 de 27 de octubre, sobre procedencia y trasplante de órganos, está prohibida la compensación por la donación de órganos. La ley es estricta en esta cuestión pero el caso de Valencia “ha dejado al descubierto” que muchas funerarias puedan aprovecharse de las situaciones de personas que no tienen tribu y cuyos cuerpos acaba en la ciencia cuando “nunca había sido su voluntad”.
“Quizás hay que plantearse una revisión de los controles de esos documentos, de quién los firma, de qué requisitos se piden para que esto no vuelva a suceder”, concluye Ana Regalado.