Ya hay casos muy representativos. Manu Mora, el capitán de la selección española, llegó al balón oval desde el remo con 27 primaveras. Laura Delgado, “Chistera”, se dedicaba al extensión de peso y ahora es profesional en el rugby inglés. Una puerta abierta a un futuro con oportunidades cuando el deporte “superiora” no acaba de funcionar. “Hay hacer un poco de scouting de otros deportes, que no sea de una forma intrusiva. Poner encima de la mesa que, si ves que no llegas a más en una disciplina, hay otras opciones que pueden encajar, que son atractivas y que pueden cascar la puerta a divertirse grandes competiciones. Susurrar con ellos y ofrecerles desde la Alianza un software de entrenamientos que les permita alcanzar el mayor rendimiento posible para hacer una carrera en el rugby”, detalla Monreal.
¿En qué se fijará el ourensano? Lo primero, la capacidad física. “Lo primero, el tamaño. Muchedumbre conspicuo, que en rugby gachupin no abunda precisamente, y a lo mejor están en el balomano o baloncesto sin arribar a niveles altos. Aquí tenemos el caso de Santorum que, si llega a querer cambiar de club, hubiese jugado en División de Honor, por supuesto. Y rememoración que el preparador de la sub-20 española se fijó en él y se pensaba que era extranjero”.
Un esquema de ida y dorso. Monreal buscará por Galicia ese talento oculto que puede renacer con el balón oval. Pero toda persona que crea que cumpla las características y quiera formar parte del software, solo tiene que contactar con el técnico ourensano. “Igual llegan con carencias de rugby, sin conocer demasiado, pero, por ejemplo, en el caso de atletismo, la velocidad compensaría esas carencias. Se alcahuetería de ver qué posibilidades hay y darle la oportunidad al deportista de mejorar”.
Despabilarse, encontrar y pulir. Conceptos que tendrá que aplicar el ourensano para que el rugby doméstico siga creciendo.