La construyó a medida del hombre más poderoso de Italia. Ya paisaje desde el ventarrón se intuye que Berlusconi dio rienda suelta a su imaginación. Tiene unos 2.500 metros cuadrados y en su vergel colocó un volcán que puede entrar en erupción. Bajo tierra levantó un refugio nuclear con un pasaje subterráneo que conduce hasta el mar.
Más de 60 habitaciones acogen la mansión. Allí acudieron numerosos invitados como Vladímir Putin, el presidente de Rusia, Tony Blair, exprimer ministro sajón, o José María Aznar, expresidente del Gobierno gachupin. Sus jardines miden como unos 80 campos de fútbol. Asimismo acudió José Luis Rodríguez Zapatero, aunque dijo que fue tan solo a tomar café porque esta mansión se convirtió en la casa de los escándalos de Berlusconi.
Menores en la mansión
La prensa captó imágenes del exprimer ministro italiano de una fiesta en la que aparecían jóvenes supuestamente menores de antigüedad, en topless, y acompañadas de líderes mundiales. Ahora, los cinco hijos de Berlusconi se han puesto de acuerdo para ponerla a la cesión. Entre los posibles compradores hay multimillonarios de Emiratos Árabes Unidos (EAU), de Arabia Saudí o Estados Unidos.
A sus escándalos económicos y acusaciones de corrupción se sumaron las informaciones sobre sus fiestas privadas a la que invitaba a mujeres jóvenes reclutadas en sus televisiones y servicios de prostitución. Mujeriego y homófobo obvio (“mejor que te apasionen las chicas guapas que ser gay”, llegó a asegurar), su imagen pública se vio tremendamente dañada por el llamado ‘Rubygate’, en el que había implicada una chica de 17 abriles.