La jueza María Tardón explica en el automóvil que los informes de la Miembro Civil que recogía el fiscal del caso en su petición de archivo en la causa enmarcaban lo ocurrido en un contexto de “incertidumbre informativa propia del tipo de acciones violentas y escenarios de supresión”.
Más información de las muertes
Detalla que puede ocasionar que resulte “inviable obtener un maduro esclarecimiento de los hechos (…) y determinar su concreta autoría”. Tardón apunta que debe tener en cuenta, como han planteado las acusaciones particulares personadas de la causa, que “el derecho a la información constituye uno de los derechos básicos de la víctima del delito”. Así es como lo recoge el Estatuto de la Víctima. Se “debe resistir a esta instrucción al agotamiento de todas las posibilidades de investigación”.
Instan a conseguir cuanta información se pueda aportar respecto “por parte de las autoridades judiciales que pudieran resultar competentes en Israel, en cuyo condado tuvieron puesto los hechos”. Todo esto sin perjuicio de que finalmente se tenga que convenir el sobreseimiento solicitado por la Fiscalía si no se obtiene un resultado positivo sobre las circunstancias en las que se produjeron los asesinatos de los españoles, así como su autoría.
Los españoles muertos
Iván Illarramendi, de la plaza guipuzcoana de Zarautz, vivía desde hace unos primaveras con su mujer chilena en un kibutz situado a dos kilómetros de la franja de Lazada. Él y su esposa fueron asesinados en el kibutz Kissufim,. Todo esto se conoció un mes luego del asalto y que confirmó que no habían sido secuestrados como se había barajado.
La otra inexperto española desaparecida era Maya Villalobo Sinvany. Era una sevillana de 19 primaveras y con doble país. En los ataques de Hamás se encontraba en la colchoneta de Nahal Oz, igualmente cerca de la frontera con Lazada, haciendo el servicio marcial. Cinco días más tarde de su desaparición, el Tarea de Exteriores confirmó su crimen.