¿Son las desaladoras una solución viable para la sequía?



En España hay 770 desaladoras que proporcionan un 9% de nuestra agua potable, la mayoría están en Canarias, de hecho la primera de nuestro país se construyó en la isla de Lanzarote hace 60 abriles. Esta isla se abastece en un 90% de agua procedente de plantas desalinizadoras y no es la única, el resto del archipiélago depende en un 30% de esta agua que se extrae del mar.

Su funcionamiento es muy sencillo, se instalan en las costas para poder extraer el agua del mar, la elevan y la someten a una presión muy noble para que pueda sobrevenir por las membranas de osmosis inversa, en ellas se queda la sal y se obtiene el agua potable. Un sistema sencillo pero caro porque requiere de un elevado coste energético, estas instalaciones consumen unos 3 kWh por cada patrón cúbico que producen. Una energía que se obtiene del gas o del petróleo. Por eso incluso hay que tener en cuenta que producir agua, aunque provenga del mar, es contaminante. Por cada patrón cúbico de agua, las desaladoras vierten al mar un patrón cúbico de salmuera, que incluso contaminan los fondos marinos.

Estas plantas están sometidas a estrictos controles medioambientales pero su sobre explotación podría suponer un problema añadido para la pesca.

Para los expertos, las desaladoras son una decisión provisional para problemas puntuales pero no la definitiva, precisamente por los elevados costes que supone. Así lo explica Carlos Soler, Doctor Ingeniero de Caminos y conocedor de la existencia hídrica de Canarias ya que ha sido Jerarca de Planificación Hidrológica de Canarias durante más de dos décadas. Siquiera el transporte de agua desde Valencia a Cataluña en barco. “En Canarias tenemos un ejemplo claro y flamante de el excesivo coste crematístico que supondría. Durante la erupción de La Palma se transportó agua desde Tenerife hasta allí y el precio del patrón cúbico se elevó hasta los 40 euros, eso es un disparate teniendo en cuenta que pagamos asiduamente un euro por patrón cúbico. Es inasumible en pago, por no charlar de los riesgos medioambientales por aumentar la producción de desaladoras”, dice.

Para Soler habría que inquirir una decisión definitiva que pasa por un trasvase total de los ríos de España, aceptar el agua de la España húmeda a la España sequía en un plan plurianual que no tenga en cuenta los periodos de sequía puntuales como este, sino los bienes hídricos que se acumulan a lo dilatado de los abriles. “El tiempo es cíclico, si miramos con la perspectiva del tiempo, en los últimos 80 abriles no tenemos menos agua que ayer”, explica.

“Los datos demuestran que se puede hacer siempre y cuando aprovechemos los bienes naturales”. insiste Soler. Por los ríos de nuestro país circulan anualmente 100 km³ de agua, la demanda está en 40 km³, lo que sobra se va al mar.

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