Investigadores navarros logran generar electricidad continua en la Antártida con el calor de la Tierra



Investigadores de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), han acabado, por primera vez a nivel mundial, ocasionar energía eléctrica en la Antártida de forma continua, sin interrupciones, a partir del calor natural del interior de la Tierra, conocido como calor geotérmico, que se libera a través de fumarolas volcánicas. El género de Ingeniería Térmica y de Fluidos, liderado por el catedrático David Astrain, ha experimentado sobre el dominio el funcionamiento de dicha tecnología en la Isla Burla, uno de los volcanes activos de la Antártida, durante la campaña antártica que aprovecha cada año el verano austral para desarrollar proyectos científicos.

El género de investigación de la UPNA ha empleado unos dispositivos que transforman el calor geotérmico en energía eléctrica. Para que dichos módulos funcionen, necesitan tener un costado caliente y otro frío. El calor de la Tierra calienta un costado del módulo y el meteorismo frío de la Antártida enfría el otro. El equipo investigador ha creado esa diferencia necesaria con el expansión de intercambiadores de calor de suscripción eficiencia, que son capaces de transportar el calor geotérmico desde el suelo, a una profundidad de solo 40 centímetros, hasta el módulo termoeléctrico, con muy poca pérdida de temperatura.

Tecnología para polo sur

Los generadores diseñados en la UPNA no emplean partes móviles, como bombas o ventiladores, lo que reduce al leve el mantenimiento y convierte a estos dispositivos en generadores eléctricos muy robustos, ideales para ser instalados en la Antártida. En esta primera campaña en el Polo Sur, los dos prototipos de generadores termoeléctricos ya han registrado 6 W (vatios) de potencia eléctrica, la necesaria para avivar los sensores de vigilancia e investigación volcánica y hacer posible su funcionamiento durante todo el año, incluido el invierno.

La Antártida, por sus condiciones adversas, es un provocación para los científicos. La climatología es extrema al ser el espacio más frío y ventoso de la Tierra, con temperaturas que pueden descender a sesenta grados bajo cero en invierno; con buena parte del año en la oscuridad por lo que los sistemas basados en la energía solar son poco eficientes; la alejamiento y el concurrencia hostil complican, adicionalmente, el mantenimiento y la reparación de los equipos. Por lo tanto, cualquier tecnología implantada en el Polo Sur debe ser excepcionalmente robusta y requerir un mantenimiento leve.

La tecnología diseñada por la UPNA es modular, por lo que se puede aumentar la potencia con solo instalar más módulos termoeléctricos. “Según los primeros resultados obtenidos —describe David Astrain—, se estima que es posible obtener, de forma continua, 15 W por medida cuadrado y durante todo el año, lo que producirá una energía diaria de 0,36 kWh por medida cuadrado, monograma equivalente a la de una acumulador de coche, como la que emplean los científicos en la Antártida, con la delantera de que nunca se acaba, ya que la coexistentes eléctrica es continua”.

El provocación de suministrar energía continua

La importancia de este avance en la investigación radica, según Astrain, “en el enorme provocación tecnológico que representa el suministro energético necesario para avivar los sensores de medida y equipos de irradiación de datos de diferentes proyectos científicos en lugares remotos y de climatología extrema”. Actualmente, se emplean módulos fotovoltaicos para el suministro energético pero la tecnología solar presenta graves problemas oportuno a la discontinuidad del suministro energético, que se acentúa en episodios de cocaína, niebla, ceniza, calima y la propia perplejidad, cuya duración puede ser de varios meses en latitudes altas, como la Antártida. Esta tapia tecnológica implica un esfuerzo logístico considerable para cambiar las baterías eléctricas durante y reduce mucho el registro de datos de interés comprobado, especialmente, en invierno, cuando casi no existen datos en tiempo vivo.

El avance tecnológico desarrollado por el género de la UPNA abre las puertas a avances sin precedentes en la monitorización en tiempo vivo de algunas de las estaciones desplegadas en Isla Burla, lo que mejorará el estudio geológico y la vigilancia volcánica de la zona. “Con la instalación de estos generadores termoeléctricos -explica el investigador- será posible tener datos geológicos en tiempo vivo durante todo el año, incluida la invernada. Esta tecnología podría ser extrapolada a muchos otros volcanes del mundo, lo que contribuirá a aumentar la seguridad de la sociedad civil, al mejorar la vigilancia volcánica remota con una mejor y anciano anticipación a las erupciones volcánicas”.

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