Regenerar huesos a partir de residuos de la remolacha azucarera



Utilizar desechos de la industria agrícola y emplearlos en fines curativos. Es la gran idea que han materializado investigadores de la UCA. Miles de hectáreas de la campiña gaditana y sevillana se dedican al cultivo de la remolacha trapiche. A partir de ahora, una vez obtenido el azúcar, los restos no aprovechables de la planta podrán dedicarse a la medicina regenerativa. Los subproductos de la remolacha trapiche son la materia prima con la que un equipo de investigación de la Universidad de Cádiz ha conseguido desarrollar un material que permitiría regenerar huesos.

“El biomaterial es un compuesto obtenido a partir de subproductos del procesado de la remolacha trapiche, por consiguiente, cumple con los principios de la bioeconomía circular y es biocompatible con el tejido óseo, probado in-vitro”. Así lo explica a Antena3 Telediario Miguel Suffo, profesor e investigador de la Universidad de Cádiz.

Según detallan desde Fundación Descubre, “en concreto, han empleado Carbocal, resultante del proceso de separación de los “no azúcares” del zumo extraído en la remolacha trapiche, y restos de pulpa sequía de esta planta. El resultado es un material sintético aplicable en medicina regenerativa”.

“Tras ensayos celulares, los expertos han demostrado la viabilidad de este compuesto como sustituto sostenible y más módico que el componente asiduamente empleado en la formación del tejido óseo”, informan desde la Fundación Descubre.

Mucho más módico y sostenible

El nuevo compuesto químico funciona como la hidroxiapatita natural, el material usado como relleno óseo en pequeños implantes y como recubrimiento de prótesis en cirugía ortopédica, traumatología y maxilofacial.

Este biocompuesto es más asequible que la hidroxiapatita comercial, cuyo precio de mercado ronda los 400 euros por cada 100 gramos. “El coste de la hidroxiapatita natural es elevado y sumado al hecho de que cada año se realizan aproximadamente unas 6.000 intervenciones que requieren el uso de materiales de relleno óseo en Andalucía, comenzamos a trabajar para conseguir un compuesto con las mismas características y que cumpliera las mismas funciones a partir de desechos de la industria agroalimentaria”, señala el investigador de la UCA.

Por otra parte, esta hidroxiapatita sintética, diseñada por los investigadores andaluces, proporciona una alternativa sostenible, basada en la crematística circular. Este nuevo material reúne propiedades similares a la hidroxiapatita natural a muy bajo coste. “Para su producción usamos desechos agroalimentarios procedentes de la remolacha trapiche como materia prima. Estamos ofreciendo una alternativa viable de valorización de residuos y subproductos, minimizando su impacto ambiental y contribuyendo al proceso de crematística circular, en la que restos catalogados como desechos de un producto se utilizan para dar vida a otro en la propia planta donde se generan”, explica el investigador de la Universidad de Cádiz Miguel Suffo.

¿Cuándo podrá nacer a estar de moda?

A todo ello, la disponibilidad de tejido óseo natural incluso es limitada: “Los traumatólogos del Instituto de Investigación e Innovación biomédica de Cádiz (INiBICA), nos habían transmitido que no es posible disponer de hueso natural para la reposición en las intervenciones quirúrgicas que así lo requieren”.

Ahora la pregunta sería, cuándo podrá aplicarse el compuesto en pacientes, “para ello, debemos convertir el biomaterial en un producto inodoro. Ahora debemos afrontar los ensayos en animales, por ello, solicitaremos financiación a las convocatorias abiertas para dar continuidad al hallazgo”, argumenta Miguel Suffo, investigador principal del estudio.

Este trabajo de investigación se plinto en la transferencia de conocimiento entre universidad y empresa y ha sido financiado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Reunión de Andalucía y cofinanciado por la Unión Europea. Asimismo, los grupos Refinería Iberia y ‘Nueva Comercial Refinería’ han colaborado en este estudio, que se enmarca en el esquema AGROCOM.

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