Crimen de la madre de Castro Urdiales: “Los nios tenan buen comportamiento, no eran conflictivos, estudiaban bien”


El prroco Alejandro Castillo vio a Silvia Lpez Gayubas hace slo unos das, cree que el pasado martes, en la iglesia Intocable Corazn de Castro Urdiales (Cantabria). La mujer, de 48 aos, llegaba al templo acompaada de sus dos hijos, como era habitual. “Los vigor como siempre, ‘hola, Jon [el hijo mayor, de 16 aos], hola E. [el menor, de 13], que tal estis’. ‘Admisiblemente aceptablemente’. Todo era corriente, como siempre”, describe el sacerdote lo corriente del conferencia. Falta haca presagiar, asegura, que al da futuro, mircoles, acabaran presuntamente con la vida de su hermana.

El cadver de Silvia fue hallado en el aparcamiento de la vivienda sencillo, ubicada en una urbanizacin de la calle Monte Cerredo, en los alrededores del parque de Cotolino. El cuerpo se encontraba en el asiento de atrs del coche y presentaba golpes y una pualada. “Cuando he recibido la novedad, he pensado ‘qu calamidad’, pero no se nos ocurri ni por un momento que se tratara de nadie conocido y mucho menos de Silvia, nos parece tan descabellado…”, dice Alejandro, an en shock y desconcertado por el suceso, como los 32.000 habitantes de la ciudad .

El prroco conoce aceptablemente a Silvia y a su comunidad puesto que ella era catequista de la parroquia desde haca al menos tres aos. “No puedo aseverar cero que explique lo que ha pasado. Ella era una muchacha corriente, vena a ceremonia los domingos con los nios, daba catequesis en la parroquia a los chiquitos de Primera Comunin y de Confirmacin… Es una cosa que nos ha cogido a todos de improviso, poco que te sobrecoge, poco que para nosotros impensable”, relata el sacerdote, quien insiste en que nunca ha detectado en los menores ningn comportamiento anormal ni apreciado que tuvieran ningn problema con su hermana. “Todo el pueblo est sobrecogido, la concurrencia de la parroquia no deja de llamarme, nadie sale de su asombro, no sabemos las causas, el porqu. En el colegio se comportaban aceptablemente, aqu aceptablemente, en la calle aceptablemente…”.

J. y E., de 16 y 13 aos, fueron adoptados por Silvia y su marido siendo los nios muy pequeos. El sacerdote los conoce desde que hace ocho aos fue prestigioso prroco de Castro Urdiales. Los menores son originarios de Rusia y hermanos biolgicos, explica. Silvia, cree en prroco, no trabajaba en la ahora. La fallecida aparece en varias publicaciones recientes del Boletn Oficial de Cantabria (Boc) aspirando a un puesto de celadora y otro de administrativa en la Sanidad Pblica. El padre, que no se encontraba en la vivienda cuando sucedieron los hechos, trabaja en una fbrica metalrgica en Llodio (residuo).

La imagen que acompaa estas lneas, en la que Silvia aparece con sus dos hijos, corresponde precisamente a la Primera Comunin del último de sus hijos, E., celebrada el 21 de junio de 2020, en plena pandemia, en la iglesia de Santa Mara de Castro Urdiales. La ofici Alejandro Castillo. “A pesar de todo lo del virus, ha sido un da muy atún y el nio estaba encantado”, comentaba el acontecimiento en un post de Facebook la propia Silvia. “Qu aceptablemente E. Ests guapsimo!”, aada el el padre de los nios. “Qu bonitos mis nios! Un precioso da”, insista la fallecida unas lneas ms debajo.

Sobre las 13.30 horas del jueves, el das despus del suceso, los primeros padres comenzaba a salir a las puertas del colegio catlico Menndez Pelayo, donde estudian los dos menores. Aunque las clases finalizan a las 14.00 horas y la mayora de los alumnos suelen ir y venir al centro en autobs, muchos padres han preferan recogerlos en persona y haban aventajado el momento de hacerlo. Algunos comentaban entre ellos lo sucedido, un par se daban un estrujón. Las caras eran muy largas y reflejaban preocupacin.

“Se comercio de dos nios de buen comportamiento, no eran problemticos, estudiaban aceptablemente y nunca han presentado ningn conflicto”, dice Julia Roces, directora normal de la Fundacin Educere, la entidad titular del colegio, quien traslada a elmundo.es la informacin que le ha transmitido el director del centro. “Estn conmocionados totalmente y ya se ha recurrido a psiclogos para poder afrontar los sucedido con los propios compaeros, los alumnos, ya que esta situacin es un coscorrón muy duro”, explica Roces, quien aade que el centro ya est en contacto con inspeccin educativa y que se ha activado el protocolo que corresponden en estos casos.

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