Es probable que la ley de amnistía se apruebe, pero también que su resultado no sea inocuo para Moncloa



La pertenencia de un país a la Unión Europea obliga al cumplimiento de determinadas normas. La más básica es el respeto al Estado de derecho. Y, una derivada de eso, es la defensa frente a potencias extranjeras, por ejemplo Rusia, que tienen como objetivo, precisamente, debilitar a los países democráticos que forman parte de la Unión.

Esa defensa frente a la injerencia rusa es una de las tareas a las que el Parlamento Europeo dedica muchos esfuerzos, porque está muy sensibilizado con este problema. Y los eurodiputados han tomado una osadía muy importante y muy incómoda para quienes quieren amnistiar a Puigdemont. Porque el Parlamento Europeo ha admitido que se investigue la relación del independentismo catalán con la Rusia de Putin.

En definitiva, Moncloa pretende amnistiar a un prófugo al que un enjuiciador y un buen número de fiscales creen que habría que investigar por terrorismo, y a quien el Parlamento Europeo quiere que se investigue por sus conexiones con el régimen ruso. Es probable que la ley de perdón se apruebe. Pero igualmente es posible que su resultado no sea inocuo para Moncloa en términos políticos. Europa nos observa.

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