Afición y equipo del Arenteiro, por encima de sus “mandamases”



Espiñedo vivió un partido de esos que trascienden más allá del resultado pasados ​​los 90 minutos (y lo que se le sume). Porque el ser ya importa. Disfrutar de la Primera Federación no es poca cosa. Un aroma a fútbol noble llega con fuerza a O Carballiñoganado por la mano tras una temporada de récord y concatenación de alegrías.

Para no chocar, la dirección deportiva intentó montar una plantilla competitiva, que mira de tú a tú a los no pocos “gallos” con los que comparte grupo. La afición también ha recurrido a él, dando continuidad a esa ola de pasión verde que ha ido ganando enteros en las últimas temporadas. En este estreno en casa se hizo notar. Ni el malestar del día ni las horas impías (recordemos que el partido se retrasó por una supuesta ola de calor) impidieron que el buen ambiente reinara en la grada de Espiñedo. Nivel más, está bien. Ahí radica una de las claves.

Porque no todos llegaron a tiempo a la fiesta. La Primera Federación otorga a los equipos muchos derechos pero también muchas otras obligaciones. Tocar el fútbol profesional con los dedos es lo que tiene. En pleno corazón de Espiñedo se nota y se siente. La directiva del equipo no se puso manos a la obra con la celeridad necesaria para dejar el estadio en condiciones. Y mira, hubo tiempo. Los Verdes celebraron el pasado su ascenso matemático y recordaron el 16 de abril. Con ligeros matices, sabían lo que les iba a pedir la Federación Española para competir en una categoría superior. Pero a Argimiro Marnotes y compañía les ha pillado el toro.

El estreno dejó un campo sin esa grada adicional. No está aquí y veremos si se le espera. Un grupo de valientes riojanos esperaban al raso para animar a los suyos. Algo que su presidente, Eduardo Guerra, supo hacer de milagro. Se pudo ver al técnico de la SD Logroñés en las taquillas, preguntando cómo entrar, buscando una invitación y sin nadie de Arenteiro que le recibiera ni le orientara. A su lado, las largas colas. Tenía que esperar y tener paciencia. Para el próximo habrá que abrir las puertas antes. Y más si se avecina el invierno en el tiempo como ayer.

Porque la lluvia inundó el suelo del baño. Y más de una persona encontró sus huesos en el suelo por un resbalón. Sin consecuencias. Pero podría haberlo.

En el interior tampoco faltaron los defectos. Megafonía “interruptus” que guardó silencio tras anunciar el primero de los verdes, el gol Diego García. Otro asunto a revisar. Como las goteras en las gradas. Más de uno, pagando su asiento, tuvo que abrir el paraguas en el interior. ¡Y estamos en verano!

Tienen mucho en qué trabajar desde la caja. Por Espiñedo pasarán futbolistas ilustres del pasado y del pasado nacional. Deportivo, Lugo, Ponferradina, Real Unión… Cuidar la imagen es importante, pero cuidar al socio lo es aún más. Los “grandes jefes” tendrán que ponerse manos a la obra. Deja la caja y baja al barro. La Primera Federación no permite la dilación. Lo que se puede hacer hoy, se hace hoy. La falta de tiempo no es excusa cuando ascendió hace cuatro meses y medio. No todo es aparecer en la foto.

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