La procesionaria crea alarma entre los dueños de mascotas de Valdeorras



Sus orugas no solían hacer acto de presencia hasta los meses de marzo e incluso abril. Sin requisa, la subida de las temperaturas permitió que desde hace semanas puedan encontrarse sus nidos en árboles de este municipio o de A Rúa.

Esta circunstancia obliga al Concello barquense a exceder la revisión de las trampas colocadas en los troncos de los árboles sobre los que se desplazan con destino a el suelo, donde suponen un serio peligro para las mascotas, en particular para los perros. El contacto de estos con los pelos de las orugas, donde llevan unas ampollas que contienen histamina, provocan reacciones que van desde la asesinato de las células de la unión hasta problemas en fanales, estómago o esófago. Cuando se da esta situación, los veterinarios aconsejan sumergir el víscera afectado con agua tibia y sobrellevar al perro a una clínica veterinaria inmediatamente.

La procesionaria no solo afecta a los animales, igualmente a los árboles, pues durante la decano parte de su ciclo biológico se alimenta de hojas de los pinos, ocasionándoles la pérdida de agujas y su debilidad. Con miras a combatirla, la Consellería do Medio Rural aplica tratamientos con Bacillus thuringiensis, los últimos acometidos en los municipios de Rubiá, Vilamartín, Monterrei, Oimbra, Verín, Vilardevós, A Gudiña, A Mezquita, Laza, Riós, Vilar de Ciudadela, Lobios, Entrimo, Muiños y Baltar.

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