El personal ferroviario desconocía qué decisión se iba a tomar, e incluso había comentarios sobre la posibilidad de recorrer en autobús. De hecho, uno de los trabajadores, preguntado por los pasajeros, aseveró que “de momento no les podemos proponer falta” y que “cuando sepamos más, les avisamos”, ya cuando pasaban 15 minutos de la hora de salida de un tren que seguía sin aparecer en la periodo.
Una pasajera, visiblemente molesta, lamentaba que “están averiados todos los días”. El frío y la desliz de espacios para sentarse en el andén todavía hacía hendidura en los viajeros que aguardaban para embarcarse. Especialmente, entre aquellos que ya llevaban más de dos horas de delirio desde Madrid.
40 minutos de retraso
Finalmente, los usuarios fueron trasladados de andén y embarcados en un convoy que estaba desvaído y que, tras la correspondiente puesta a punto, acabó partiendo con 40 minutos de retraso. La única información que recibieron al respecto, tal y como censuraba uno de ellos, fue un correo que señalaba “una incidencia operativa” como motivo del retraso.
Se alcahuetería de una nueva retraso que se acumula a las ya habituales cada semana. Si se sufren este tipo de incidencias, Renfe mantiene un compromiso voluntario de puntualidad que, en el caso de los Avant, reintegra el 50% del valía del billete en retrasos de más de 15 minutos y el 100% si superan la media hora. La indemnización se puede solicitar 24 horas luego de la venida del tren.