El expresidente del Gobierno se siente “huérfano” porque no le gusta el “proyecto de una mayoría que se autodenomina progresista”
Felipe González votó al PSOE en las últimas elecciones generales. Voté por correo. “Me costó más que otras veces”, reconoce el ex primer ministro. Se siente “huérfano” porque “no me gusta” el “proyecto de una mayoría que se dice progresista”, expone en referencia a la hoja de ruta que Pedro Sánchez quiere tejer, de nuevo, pero esta vez en manos de Junts, el partido del prófugo Carles Puigdemont. En un escenario donde términos como amnistía, autodeterminación, España plurinacional, derecho a decidir… están sobre la mesa del debate político del día a día, Gánzalez advierte: “La constitución No es un chicle que se adapta al deseo particular de cada uno”.
Un edificio cuyos cimientos se están desmoronando y existe el riesgo de que se derrumbe. Así ve González a España. El expresidente advierte del poder que tanto el PP como el PSOE, pero sobre esta última formación, otorgan a los nacionalistas y las consecuencias que de ello se derivan para el proyecto de convivencia nacional. “El pacto constitucional es un pacto de convivencia que viene siendo atacado desde hace tiempo. Avanza un desarme del régimen del 78 que ellos llaman”.
Las elecciones del 23-J Dibujaron un escenario fragmentado, casi diabólico, en el que ni el PP, que ganó las elecciones, ni el PSOE tienen los votos necesarios para gobernar. Pero nadie se rinde. Una situación que da músculo, fuerza a las minorías, a los nacionalistas. “La mayoría debe respetar a las minorías, y las minorías a las mayorías. Pero si te faltan siete votos y te voy a cobrar como si te faltaran 70, a las mayorías no se les respeta”, reflexionó en una entrevista en onda cero.
Es en este escenario de dependencia donde el Gobierno ya ha modulado su discurso respecto a la amnistía. En el Ejecutivo se buscan “fórmulas” para encontrar un marco legal sobre la amnistía que permita un alivio penal a los implicados en el delito. procesos. González, que se queja de que muchas veces le han pedido que se calle y muchas veces que hable, no se calla y dice lo que piensa. “Si el presidente dice que todo lo que se haga se hará dentro del marco de la Constitución, entonces diga claramente que dentro del marco de la Constitución no hay lugar para la amnistía ni para la autodeterminación”. El Gobierno, sin embargo, afirma que lo que es constitucional o no lo debe decidir el Tribunal Constitucional.
González, quien cree que si se reforma la Constitución lo que hay que hacer es cambiar el Senado y desarrollar el artículo 155 de la misma -el que se aplicó para intervenir Catalúa detrás de la 1-O-, considera que el “debate sobre si es posible o no la amnistía y la autodeterminación” es peligroso por lo que implica. Así lo explica: “Por supuesto, el procesos, porque una amnistía reconoce que no cometí ningún delito ni falta. Que hice lo correcto, que soy víctima de la represión y el descalificado es el régimen represor. Ellos la culpan a ella, no a mí, hice lo correcto y luego podré hacerlo de nuevo”.
Para González, la amnistía supone el grave peligro de que se convalide el “tengo derecho a autodeterminarme, a poner en duda no digo el marco constitucional, sino la integridad territorial de España”.