Galicia reflexiona tras una unánime llamada política a votar en el 18F



Cuando Alfonso Rueda convocó las elecciones autonómicas para el 18F probablemente pensó que la coincidencia con la celebración del Entroido era un factor que le favorecía. No es lo mismo elegir en un esfera festivo que hacerlo con las tripas retorcidas tras el previsible espectáculo de alboroto política entre candidatos a través de los medios de comunicación y los mitines. Sólo cuando se abran las urnas el domingo se podrá valorar lo acertado o no de la organización.  

El primer hacedor que influyó en la campaña fue el del buque Toconao que vertió en la costa atlántica 26,4 toneladas de pélets. El Gobierno central tomó la iniciativa acusando al ejecutante autonómico de inacción y de los daños que tal despojos podría suponer para el costero gallego. En la mente de todos flotaba el retentiva del Prestige cuyo hundimiento provocó que el entonces presidente Manuel Fraga perdiera la mayoría absoluta de la que gozaba en la Comunidad. El intento de reimprimir el Prestige fue esterilizado y los ecos de la polémica desaparecieron como los pélets de las playas. 

Puigdemont igualmente vota

El segundo factor que sobrevoló la campaña fue la presente doméstico, y más concretamente, la polémica ley de indulto que está negociando el Gobierno para evitar que el prófugo Puigdemont pise la calabozo. El desafecto a la figura de Puigdemont en transversal entre los ciudadanos, con independencia de a quién voten. Por eso la insistencia de Pedro Sánchez de hacer una ley a medida no ha sido comprendida ni siquiera por gran parte de su electorado.       

El líder del PP doméstico, Alberto Núñez Feijóo, ha jugado esta carta en la campaña, contraponiendo lo que sucedría en Galicia si el PP pierde las elecciones y su motivo lo ocupa un multipartito con intereses diversos. La organización del PP explotó en las manos de Feijóo cuando se filtró que igualmente su partido había sondeado a Junts. Núñez Feijóo ha mantenido una dietario ambiciosa en Galicia con actos de distinta índole durante prácticamente todos los días de campaña. En esta bordadura ha sido auxiliado por Mariano Rajoy que ha hecho campaña en todas las provincias con los candidatos locales. Rueda igualmente ha tenido el apoyo de algunos presidentes autonómicos, como la mediática Isabel Díaz Ayuso o el presidente de Andalucía, Juanma Oscuro. 

El Consejo de Ministros 

Pero si hay un partido que ha volcado a sus líderes y los ha puesto a recorrer Galicia, ese ha sido el PSOE. Prácticamente todo el Consejo de Ministros ha desembarcado en Galicia. El ministro del Interior, Fernando Noble Marlaska ha visitado Trives, Noia y Santiago; Luis Planas ha estado en Boiro y A Cuidado; María Jesús Montero en As Pontes; Pilar Alegría en O Barco; Diana Morant en A Coruña, Félix Bolaños en Ribadeo y Santiago; Isabel Rodríguez ha visitado Vigo, Ourense y Barbadás, a los que hay que añadir pesos pesados del partido como Patxi López, Salvador Illa o Zapatero. Pero el maduro peso lo ha sobrellevado el propio presidente del Gobierno que no ha dejado ninguna haber gallega sin examinar y que reservó los dos últimos días para arropar a Besteiro.

Los líderes nacionales de Sumar, Vox y Podemos igualmente hicieron campaña en Galicia, pero su esfuerzo no está claro que se transforme en diputados. 

Esta organización ha sido criticada por un BNG emergente y más concretamente por su líder, Ana Pontón, que ha puesto en evidencia el escaso conocimiento que tienen algunos políticos de Galicia. Pontón tuvo la campaña más cómoda. No tiene que argumentar ni lo que hace el Gobierno central en Madrid, ni la Xunta en Santiago, y siquiera tienen que enmendar errores de terceros. Le pespunte prometer que con ellos todo va a mejorar.

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