BAJO EL CIELO
El arrabal de las injurias no cerca de en una ciudad que mira para otro costado; porque ni vende, ni farda, ni se deja hacer de otro modo que susurrando, aceptando que nulo es consumado
No hay luces sin sombras, ni brillo sin polvo que no se deja alborotar. Hay quien considera que su estado es el suelo que pisa, el paisaje que no se extraña de un nuevo derribo, cementerios de escombros, que suma y sigue el Diógenes …
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