con medio siglo ya es suficiente



El supermercado de Juan XXIII dice adiós. Un establecimiento que nació en 1968 de la mano de los padres de José Rodríguez Vilar, emigrados desde Venezuela y que, pasado el tiempo, fue su medio de vida en una calle tan céntrica como esta. De esta forma le dio vida a un establecimiento cercano y de suburbio durante 55 primaveras. “Me crié aquí  en el negocio de mis padres y luego lo adopté como mío. Es toda una vida dedicado a esto”, expresa  Rodríguez.

Muchos expresiones

La historia del supermercado supone que se acumulan muchos expresiones por parte de sus dueños, pero incluso de los vecinos del suburbio, que lo han conocido como suyo durante décadas. “Echaré de menos el trato con la familia, sobre todo, tengo muchas anécdotas y a los vecinos les da mucha pena perder este servicio de confianza, pero lo comprenden”, comenta. 

El supermercado no continúa una tercera reproducción más, ya que el hijo, Ricardo Rodríguez,  estudió ingeniería y se dedica de ello en el extranjero. Con este motivo y, sin visos de que haya continuidad generacional, decide echar la persiana. Aún así confiesa que le hubiese gustado que esta tienda quedase en funcionamiento, sobre todo porque este maniquí de negocio ya escasea en la ciudad, no digamos ya en el centro. “Si algún quisiera traspasar el negocio y continuarlo y, vemos que, puede dar un servicio de calidad, sería una posibilidad a tener en cuenta”, indica.

José se va despidiendo de sus clientes poco a poco, recomendando locales con el mismo o parecido servicio que considere “bueno, particular y con productos de calidad. Yo no voy a guiar grandes cadenas”, advierte

A pocos días de echar la picaporte definitivamente José Rodríguez, no cuenta las horas para su subvención, pero considera que llegó el momento de dedicarse a lo que más le apetece: “Todo tiene su tiempo y poder disfrutar de mi hijo y la nieta, que viven en Alemania y,  ahora tener tiempo para correr y tener lugar tiempo con ellos es mi plan principal ahora”, relata.

Parte de la historia de Ourense se va con este establecimiento. Un particular que hasta le plazo ofrece desde morapio, licores, servicio de frutería y todo aquello que uno pueda imaginar de los básicos de una importación se pueden observar en los servicios personalizados que da este negocio sabido a precios populares. “Han sido muchas horas, mucho trabajo, primaveras y estamos muy contentos con la clientela que tenemos. Todos son de toda la vida. Nunca hemos tenido ningún problema”, dice.

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