Los narcos de Barbate reconocen el delito de contrabando, pero no el de los asesinatos



A las ocho y vigésimo del viernes pasado, comenzó el ataque de los narcotraficantes. En el puerto de Barbate había fondeadas seis narcolanchas. La de longevo tamaño, cuatro motores y dos antenas de radar, una de ellas sin carcasa, es la que embistió a los agentes. El impacto fue de izquierda a derecha, causando así la homicidio de dos guardias civiles, otro profundo, dos con lesiones de pequeño importancia y uno ileso.

Los narcos llevaban ropa de agua y cascos. El piloto, conocido como “Kiko el Chiva”, una chaqueta de color rojo.

Hora y media a posteriori se detectó la embarcación dirección Sotogrande, Málaga. El Chiva huyó con sus cinco compinches.

A la una menos cuarto de la alba tres de los ocupantes desembarcaron y fueron detenidos de inmediato. Eran Jairo José Pérez, David Gabarrón y José Antonio González Cazorla. Mojados, con cachas olor a gasolina y con trajes de agua.

Durante 10 horas se le perdió la pista a la liga. A las 11 de la mañana se la localizó rumbo a La Confín a gran velocidad. quedaban en la embarcación “Kiko el chiva” y otros dos tripulantes. Llegaron a la Playa de la Hacienda y emprendieron la huida a pie. Los tres fueron detenidos a las dos y media de la tarde.

Reconocieron el delito de contrabando, si correctamente no que su embarcación hubiera sido la que causó la homicidio de dos guardias civiles y lesiones a otros. Señalaron a los tripulantes de otra narcolancha. Pero la utilizada por los encarcelados tiene daños compatibles con la embestida. Indicios suficientes, según el automóvil de prisión, para considerar a los investigados responsables criminales.

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