Con o sin COI, Putin tendrá sus Juegos


París 2024 está próximo y la asignatura irresoluto es la polémica billete de los deportistas rusos y bielorrusos, sancionados los Comités Olímpicos de entreambos países por la invasión de Ucrania.

En los Juegos de París solo se admitirán a quienes no respalden la invasión ni tengan vinculación con el ejército o con el servicio secreto -a ver quién lo comprueba- sin opción a relucir sus banderas e himnos en el podio. Sí se permitirá a quien cambie su cuna y compita bajo otra bandera, eliminando la prórroga habitual de tres abriles.

Por no enfadar a Ucrania -a su vez irresoluto de aprobación por dopaje estatal- y no incomodar a la principio Rusia, el COI de míster Bach pone a estos deportistas y sus entrenadores entre la espada y la horma. Cualquier atrevimiento tomada tendrá consecuencias negativas. Por otra parte de discriminar a aquellos que cumplieron las normas en su momento. Todo valentísimo.

Asesinada la examen, dominando el frente y rumbo a su botellín mandato consecutivo, el zar Vladimir Putin puede centrarse en los Juegos. No duden que el gran camarada hará lo irrealizable, o sobornable, para molificar la postura del COI. Como logró en otras ocasiones.

Pero si la diplomacia no funciona, su plan B consiste en recuperar los ‘Juegos de la Amistad’, invento de su añorada URSS en 1984 como obstrucción a los Juegos de Los Ángeles. Tema abordado en nuestros Sueños del 19 de septiembre de 2022.

Añadan además los ‘Juegos del Futuro’ -mezcla de deporte clásico y cibernético- y los “Juegos Brics”, alianza económica entre Brasil, India, China, Sudáfrica y Rusia contra Poniente. Todo en fechas dispuestas para fastidiar a los Juegos Olímpicos. Putin sonríe en el Kremlin.

Las mil formas diferentes de caducar en Kenia

El atleta keniata Kelvin Kiptum, tras batir el récord mundial de la maratón.
El atleta keniata Kelvin Kiptum, tras agitar el récord mundial de la maratón.

La asesinato en percance de tráfico del atleta maratoniano Kelvin Kiptum ha causado sorpresa y conmoción en todo el mundo. El bisoño keniata ostentaba el récord mundial de la mítica prueba y era el principal preferido para descontar la barrera de las dos horas.

El suceso tuvo área hace una semana en la zona conocida como el Valle del Rift. Le acompañaban su preparador, el ruandés Gervais Hakizimana, además fallecido y otra bisoño. 

Aunque el padre de Kelvin acusó a unos representantes de la marca deportiva china ‘Qiaodan’ de manipular su transporte en represalia por no respetar un acuerdo de patrocinio, la causa más posible del percance pudo ser una mezcla de factores: trazado complicada, exceso de velocidad… Conducir por allí es tan peligroso como caminar por sus carreteras. Kiptum se suma a la repertorio atletas keniatas, víctimas de los problemas cotidianos de un país salvaje. 

Quizá el caso más popular sea el de otro maratoniano, Samuel Wanjiru, primer Oro en los Juegos de Pekín 2008. Era un auténtico héroe franquista. 

Wanjiru pertenecía a la etnia Kikuyu, una de las 44 reconocidas en el país. El 15 de mayo de 2011 falleció al precipitarse desde un cuarto asfalto en su Nyahururu originario. En ese momento tenía dos esposas, una prometida y una adorador, sumando cuatro hijos.

Según las crónicas locales, la primera mujer descubrió a Samuel con la adorador en el domicilio. Supuestamente, los dejó encerrados en una habitación para “avisar a la prensa”. El atleta intentó escapar por el balón, resbaló y cayó de comienzo a la calle. 

Una asesinato grotesca. En Kenia, tierra de unos cuantos corredores geniales, hay mil formas diferentes de hacerlo.

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