El BNG acusa a Rueda de «igualar» el peso político de Galicia al de la Región de Murcia


La semana pasada, cuando el lendakari Iñigo Urkullu utilizó un artículo de El País para adelantar la cotización del PNV para apoyar a Pedro Sánchez en su investidura, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, reaccionó destacando que su “objetivo”, y también ” muy claro” es “evitar desigualdades entre territorios”, de forma que “la ventaja de unos no pueda convertirse en desventaja de otros”. A los ojos del BNG, como afirmó el martes su portavoz parlamentario Luis Bará, se “aferra” a un “mantra” que “no existe” en la práctica; y lo que “pretende”, en realidad, es “igualarnos abajo”; concretamente, dijo, “a la Región de Murcia” o -vaciló- a otro tipo de regiones que estén en esta misma situación” -se entiende que con pocos privilegios-. El Bloque, que intervino tras la reunión del Junta de Portavoces, aspira en cambio a disfrutar del »máximo estatus político«, y a »equiparar Galicia« con »Cataluña y Euskadi«.

El BNG calcula que será en octubre cuando se celebre el Debate sobre el Estado de la Autonomía, y quiere ir calentando motores, con el pleno de la próxima semana como “preludio”: ha elegido Ana Pontón, para su pregunta al El presidente en la sesión de control, las “acciones (…) previstas para impulsar el autogobierno”, en pleno debate iniciado por Urkullu. Bará afirmó que ven “con absoluta preocupación” cómo Rueda “actúa como un presidente tutelado desde Madrid”, víctima de un “complejo de Ayuso”, quizá por “inexperiencia”, por “órdenes” de Génova. “No actúa como presidente de Galicia, ejerce como delegado en Galicia del PP de Madrid”, añadió, repitiendo una acusación habitual del Bloque.

Su agenda, añadió Bará, está subordinada a la dirección nacional de su partido, marcada por los “intereses de las grandes empresas madrileñas” y subordinada a los “ricos”. Una rara oportunidad para que el portavoz del frente del partido saque a relucir el supuesto “trato de favor” a la Comunidad de Madrid (PP) por parte del Gobierno Central (PSOE-Podemos), que la ha convertido en un “paraíso fiscal” además de en un “paraíso fiscal”. aspiradora de recursos”, recitó. Ante un “centralismo letal para Galicia”, disparó, Rueda guarda silencio y demuestra que tanto él como su partido y su Gobierno se encuentran en un “fin de ciclo”, “agotados, en los últimos tramos, sin impulso, con el depósito en reserva”, “El final de su mandato se alarga después de un verano azul que resultó un poco asfixiado”. Generoso en epítetos, tildó al Ejecutivo regional de “mediocre” e “incapaz”, mientras enaltecía descaradamente al suyo, al que colocó en una “cuenta atrás” para “dar paso al mejor gobierno de la historia de Galicia”.

“Gran revés” el 23J

Desde las filas populares, su portavoz en O Hórreo, Alberto Pazos, respondió que el BNG “no asume cuál es la realidad política de Galicia”, lo que es un “problema grave”: deberían “empezar a asumir claramente” que sus intereses “No se corresponden con las de la gran mayoría de los gallegos”. Esto fue refrendado, argumentó, en las elecciones generales del 23J, donde el Bloque sufrió un “gran revés”; aspiraban a tener grupo propio en el Congreso y “la triste realidad hoy es que la propuesta de república gallega tuvo muy mala acogida”.

Pazos defendió que Rueda ni quiere un trato diferenciado ni “tolerará ni por un momento que se discrimine a la Comunidad”; “Ni queremos ser más ni admitimos ser menos”. Lamentó que el BNG “vincula el futuro de Galicia al del País Vasco y Cataluña”, y destacó que sólo está ligado a “la voluntad de los gallegos”, que en su mayoría se sienten “plenamente gallegos y (…) españoles “.

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