La Policía Franquista desmanteló el pasado octubre el primer laboratorio de España de una nueva sustancia droga conocida como ‘rosin’. Los agentes detuvieron a cinco personas en el municipio canario de Arona (Santa Cruz de Tenerife), entre las cuales se encontraban el principal investigado -sorprendido mientras cocinaba la droga- y los responsables de varios clubs cannábicos de Arona y Adeje.
La ‘rosin’ o ‘rosin hash’ es un derivado ultraconcentrado del marihuana posteriormente de ser sometido a diferentes procesos de filtración, congelación y desecado. Tras su posterior prensado y purificado, se convierte en una sustancia de gran pureza, detalla el cuerpo policial en un comunicado, que ha difundido la información este martes.
La nueva droga conocida como ‘rosin’
Cinco detenidos y varios clubs cannábicos tinerfeños como puntos de distribución
En los registros realizados se han intervenido 1,7 kilos de rosin, 167 botes de resina de la misma sustancia, 54 kilos de hierba, 145 plantas y 2 kilos de marihuana; asimismo, los agentes han incautado la maquinaria de la que estaba compuesto el laboratorio y 15.000 euros en efectivo.
Los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de un ciudadano de cuna italiana, de 29 abriles, que, presuntamente, estaba elaborando una nueva sustancia droga desde un laboratorio clandestino emplazado en un sótano en Arona. Con las primeras investigaciones, comprobaron que acudía asiduamente a diferentes clubs privados de cannabis.
Tras varias gestiones policiales, observaron que cuando éste abandonaba los locales se intensificaba la afluencia de concurrencia, que permanecía escasos minutos en el interior y salía. Esto permitió concluir que, efectivamente, en ellos se estaba llevando a parte la liquidación de ‘rosin’.
El método ‘bubble hash’ con 75 kilos de cogollos de hierba
El laboratorio desmantelado obtenía el droga mediante el método bubble hash. Con esta técnica, para la elaboración de un kilo de ‘rosin’ necesitaban unos 75 kilos de cogollos de hierba. Por otra parte, la procedencia se llevaba a parte con la planta húmeda, por lo que el proceso se aligeraba al no tener que realizar el secado.
Los cogollos eran introducidos frescos con hielo y agua en el interior de un cubo, donde se desprendían las cabezas de los tricomas y se filtraban, realizándose diversas cribas para sacar distintos tipos de ‘rosin’. Una vez filtradas se recolectaban por tamaño y se congelaban, lo que daba ocupación a una pasta de diferentes colores en función de la calidad de la droga.
Finalmente, a la pasta congelada le extraían el agua mediante una liofilizadora y el producto que se obtenía era el ‘rosin’, un derivado del marihuana de muy suscripción calidad, perspicaz para el extremo paso de elaboración del ‘rosin hash’ que se obtiene prensando el aludido. Por otra parte, el principal investigado incluso utilizaba una máquina para aplicar calor, denotando un gran conocimiento en el manejo de las temperaturas, ya que de ello depende la pureza y calidad final del producto.
Por extremo, esta sustancia se guardada en botes de cristal, y en frío, para consolidar un buen estado de conservación y sustentar los niveles de THC.