PP y Vox miran de reojo la repeticin electoral


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Alberto Núñez Feijó y Santiago Abascal oficializan la mejora de sus relaciones con su primera foto juntos

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Alberto Nez Feijó, saluda a Santiago Abascal.bernardo daz
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Es un impasse sin precedentes. El PP y Vox viven su momento de menores roces desde que Alberto Núñez Feijó se hizo con la presidencia del popular. Miden sus palabras, evitan pisar callos y se centran en los enemigos comunes. Si además de un impasse es un espejismo táctico, es algo que sólo el tiempo dirá, pero lo cierto es que las circunstancias -es decir, las encuestas- han llevado a Feijó y Santiago Abascal a una entente cordiale contra las alianzas de Pedro Sánchez. No sólo porque los dos comparten contundencia ante las exigencias del independentismo, sino porque ninguno de los dos descarta, ni mucho menos, la repetición electoral. Y si Vox quiere capitalizar sus pactos autonómicos, el PP quiere engullir al electorado de derechas, mejor en enero de 2024 que dentro de unos años.

De hecho, para Vox el escenario de volver a las urnas será el mejor posible, tal y como reconocen sus dirigentes. Por encima de su segunda preferencia, que será un acuerdo entre PP y PSOE para dejar fuera a nacionalistas e independentistas.

Además, sobre Génova y Bambú vuela ahora el entendimiento en Murcia, la quinta comunidad en la que el PP tiene a Vox como socio de gobierno. El acuerdo lo decidió la situación nacional, ya que los populares no podían romper con el mismo partido al que exigían el apoyo gratuito a la investidura. Murcia pesa, y no poco, en la nueva sintonía nacional de ambas formaciones.

Con esta situación sobre la mesa, ambos dirigentes se hicieron ayer su primera foto conjunta (buscada, acordada e intencionada), un año y cinco meses después del cambio de liderazgo en el PP. Feijó se reunió con Abascal durante una hora y cuarto en el Congreso para tratar la investidura, y le agradeció su apoyo incondicional. Con Vox hay diferencias legítimas que tenemos y que podemos tener en el futuro, pero ha habido respeto. Así será en las comunidades en las que hemos llegado a un acuerdo de gobernanza y así será de cara a la investidura, explicó el popular en rueda de prensa.

Feijó tiene 172 votos inmovilizados, pero la cosa no pasa de ahí. Este martes, Santiago Abascal le garantizó el apoyo de sus 33 diputados y hoy también lo consolidará, durante su reunión con el presidente canario Fernando Clavijo, el del único escaño de Coalición Canaria y, finalmente, cuenta con el sí del diputado de UPN. No hay más posibilidades de aumentar el saldo. Este martes se lo recordó el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, para quien el líder del PP está bloqueando al país en un teatro de contactos que no arrojarán más votos que los ya conocidos.

Armadura

De momento, los populares han conseguido blindar el apoyo de Vox y lo han conseguido sin, aparentemente, que Santiago Abascal le ponga condiciones. El presidente del partido de extrema derecha explicó, tras la reunión que ambos mantuvieron en el Congreso, que votaría a favor de la investidura de Feijó como alternativa al bochorno de los pactos que Sánchez pretende hacer con populistas, independentistas, nacionalistas y nacionalistas y que son, subrayó, una amenaza para la democracia y la convivencia.

El encuentro entre ambos mandatarios fue, a juzgar por la valoración que hicieron, un charco de petróleo pese a las profundas diferencias políticas que uno y otro dicen tener y que han decidido dejar de lado para oponerse a un futuro en manos de los que intentaron un golpe de Estado contra el Estado, en alusión a la dependencia de Sánchez de los siete votos del prófugo Puigdemont para permanecer en La Moncloa.

Abascal afirma no ser ingenuo y no dejarse engañar. Sabe que la toma de posesión de Feijó es prácticamente imposible pero sostiene que su apoyo al líder del PP ayudará al menos a preparar la resistencia ante un futuro nuevo golpe contra la unidad de la nación que, en este caso, subraya, ya se está perpetrando desde La Moncloa. El líder de Vox sostiene que las exigencias que Puigdemont planteó ayer como precio por su apoyo a una investidura son las de un delincuente, un prófugo y un chantajista. Cree que Sánchez, en su ambición de conservar el poder, hará todo lo posible para aceptarlas y eso, a su juicio, perfila un momento para el país de excepción democrática.

A diferencia de Vox, en el PP, tras conocer las condiciones del expresidente de la Generalitat, ha renacido cierta esperanza respecto a la posibilidad de que sean inasumibles para Sánchez y que eso arruine su intención de ser investido tras el previsible fracaso de Feijó. Los populares acarician ahora el escenario de nuevas elecciones, algo para lo que creen estar preparados y en buena forma; algo para lo que su líder puede sembrar presentando un proyecto de país en su debate de investidura.

De ser así, la cuenta atrás para una repetición electoral se activará el próximo día 27 con la primera votación fallida sobre la candidatura del líder popular. Si en el plazo de dos meses a partir de esa fecha Sánchez no jura, se convocarán automáticamente nuevas elecciones. Esto sucedería el 28 de noviembre y las elecciones se celebrarían 47 después: el 14 de enero.

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