El nuevo punta del Ourense CF, es natural de Bahía Blanca (Argentina), dónde desarrolló la anciano parte de su carrera. Tiene 28 abriles, mide 1, 87 y pesa 85 kilos. Viene para aliviar la marcha de Amin, que se fue al Efectivo Murcia, y yuxtapuesto a Diego Rodríguez, que llegó a finales de enero, tratarán de hacer olvidar al todavía mayor goleador de los azulones.
La aparición de Di Renzo no fue sencilla, como correctamente reconoce el componente. “La situación en Lanzarote no estaba correctamente, ya que por último hubo cosas que no se estaban haciendo de guisa correcta. Yo ya tenía la valor tomada de que, al concluir la temporada, iba a dejar el equipo, pero se adelantaron los acontecimientos. El Ourense CF se puso en contacto conmigo, me ilusionó mucho la idea y ejecutamos la cláusula de salida. Es cierto que la marcha del equipo fue un poco traumática y si las cosas fueran de otra guisa igual no hubiera saliente, pero se dieron un combo de situaciones que me ayudaron mucho a tomar la valor”.
Y llega con toda la ilusión del mundo a su nuevo equipo. “Es cierto que ya no soy un chaval, tengo 28 abriles y venir a un equipo que está peleando el promoción a Primera Tratado es un muy buen guardarropa que quiero beneficiarse al mayor”. Lo dice un componente que se define como “un nueve de dominio, aunque me fui reconvirtiendo, ya que en Argentina jugaba más en facción. Me gusta ir a los espacios y voy congruo correctamente de persona (aunque entre risas reconoce que con 1, 87 de elevación, como para no rematar correctamente), y poder aportar y ayudar en todo lo que pueda”.
Di Renzo, que tiene descendencia italiana por parte de padre y española por parte de hermana (aunque no sabe correctamente cuál, porque ya fueron antepasados anteriores), llegó a retozar 60 partidos en la Primera División argentina con el equipo del Club Corpulento Lanús, pero incluso tiene claro que “no soy de darle muchas vueltas, pero lo cierto es que en 60 partidos marqué dos o tres goles, si hubiera traumatizado quince o vigésimo igual hablábamos de otra cosa. Aunque incluso me faltó poco de suerte, ya que en los abriles que estuve en Lanús tuve cinco fracturas, tres en los pies y dos en las manos. Por eso siempre digo que el fútbol es estar en el momento correcto y en el motivo adecuado”. Tras dejar su tierra originario, jugó un año en Venezuela y otro en Estados Unidos ayer de recalar en Lanzarote dónde dejó huella. En los dos abriles que jugó con ellos disputo 62 partidos y marcó 35 goles, unos números que aplazamiento repetir ahora con su nueva camiseta.
Esta semana ya se entrenó con sus nuevos compañeros y aunque reconoce que no conocía ausencia de su nuevo equipo, “vi un conjunto súper organizado y que es muy flexible para adaptarse a todos los contextos que te puede pedir un partido. Y que aquí es todo más profesional, los entrenamientos tienen mucha más intensidad y incluso me sorprendió los buenos pies que tienen muchos jugadores que forman esta plantilla”.
Un Di Renzo que cambia de clima y que reconoce que “no tiene ausencia que ver y es un libranza de 180 grados, llevaba allí dos abriles y ya necesitaba cambiar y en pocos días ya vi la sirimiri que allí es congruo más difícil”. Dónde no notará cambio es en la superficie de Oira: “Estoy acostumbrado, allí la hierba no existe y son todos sintéticos”.