«Estaba desfigurado; le dieron una paliza y lo liaron en unas mantas»


El ajetreo habitual de la mañana en el alfoz de Sagunto, con su vaivén acelerado de carritos de la adquisición, furgonetas fugaces de carga y descarga, y persianas abriéndose a una nueva viaje, se ha teñido este jueves de consternación. En la calle, los ‘buenos días’ fruncían el ceño de tristeza tras la penoso mensaje de la homicidio de Rafael, ‘El Pollita’, como era conocido. El cuerpo sin vida del hombre, de unos 60 abriles, apareció la tarde de este miércoles en su domicilio, en Reina Mercedes, cantón con Cinco Caballeros, con evidentes signos de violencia, según el afirmación de varios conocidos (a desidia de confirmación oficial de la Policía).

Agentes de las unidades Jurídico y Científica han campechano la preceptiva investigación y llamado a fallar a los vecinos de Rafael para tratar de esclarecer cómo murió. El mutismo es inmutable, a la prórroga de confirmar, con la necropsia, lo que todo el mundo en el alfoz «ya sabe»: que fue «asesinado», apuntan.

Rafael ha residido «toda la vida» en esta zona de la haber cordobesa. Desde hace unos dos abriles vivía solo en el inmueble, a posteriori de que su superiora ingresase en la residencia El Yate. El Pollita era una persona «tranquila, que no se metía con nadie. Tenía una hermana y un hermano aquí en Córdoba, y un tercero en Barcelona», relata, entre lágrimas, una vecina.

Era muy conocido porque solía echar una mano en el popular bar Bonillo, que se encuentra en la misma calle Sagunto, frente al parque de ‘Los Teletubbies’ (Jardines Elena Moyano-Mamá Coraje). «Vivía en el portal de aquí al flanco, se bajaba por las mañanas y se tomaba un cafelito, luego bajaba otro rato por la tarde; conocía a todo el mundo. Venía siempre muy proporcionadamente arreglado, rapado, con su ropa limpia. Los lunes iba a la residencia a ver a su superiora», explican en el conocido establecimiento hostelero.


Portal de la vivienda del fallecido


D.D.

Luego de las pasadas navidades, Rafael dejó de presentarse el bar: «Al parecer, llevaba un tiempo yendo a varios centros para pedir comida y algunos cuentan que allí conoció a varias personas que se traía al carretera para echarles una mano, para que se duchasen y demás», cuenta otro residente del alfoz.

Pelea en el carretera

La confusión del martes al miércoles, el fallecido se encontraba en su vivienda «con varias personas, tres o cuatro, y no tenían acento de Córdoba. Seguro había una mujer, así morena y bajita, y estuvieron hasta muy tarde con la música entrada y liándola conveniente; se oyeron gritos, golpes y discusiones. Una vecina llamó a la puerta en presencia de la que tenían montada y esta concurrencia, al parecer, le dijo a la mujer que no se le ocurriese avisar a la Policía. Y ahí quedó la cosa», comentaban en un corrillo varios conocidos.

Lo sucedido llegó a oídos de la hermana de Rafael, que, al día posterior, llamó a la Policía. Al salir, los agentes se encontraron el cuerpo sin vida del hombre «liado en mantas y desfigurado. Le habían cubo una paliza buena», señala otra vecina, quien señala que «dicen que se lo robaron todo, la televisión y las cosas que tenía de valía».

«Todos esperamos que se haga jurisprudencia porque Rafael no se merecía esto; no se metía con nadie, ayudaba a los demás y no hay derecho que le haya pasado esto», reclaman los residentes de una barrio «tranquila y de concurrencia trabajadora».

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *