Omella elude hablar de la amnista y reclama a Snchez que dedique “todas sus fuerzas a coser las heridas” provocadas por “los pactos de investidura”


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El presidente de la Conferencia Episcopal califica de “despropósito” la extrapolación de los datos sobre víctimas de abusos sexuales presentada por el Defensor del Pueblo

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Reunión de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, presidida por Juan José Omella (centro).Aitor MartínEFE
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Había enorme expectación en la sede Conferencia Episcopal antes del discurso inaugural que iba a dar Cardenal Omella en la sesión inaugural del Asamblea Plenaria que comenzó este lunes y se desarrollará durante toda la semana. La amnistía y el pacto político PSOE-Junts; el informe de Defensor del Pueblo sobre la pedofilia clerical y Informe cremadas encargados por la propia CEE, así como la inédita convocatoria del Papa a todos los obispos españoles para el próximo 28 de noviembre, se esperaba que fueran temas de actualidad.

La expectativa se convirtió en decepción. Ni una palabra sobre la amnistía, salvo algunas vagas alusiones a la necesidad de un consenso entre todas las fuerzas políticas para “cualquier acuerdo que pretenda modificar el status quo del Constitución de 1978″ así como su confianza “en que el presidente del Gobierno dedicará todas sus fuerzas a coser las heridas sociales provocadas por algunos de los recientes pactos de investidura”. Frases demasiado etéreas ante el malestar de numerosos prelados ante el gobierno de Sánchez- Pacto Puigdemont, que no hacen más que reflejar el sentimiento de desánimo e incomprensión de la gran mayoría de los fieles de sus diócesis, enterrando el malestar en la gran mayoría de los obispos y manifestando públicamente el malestar de algunos de ellos, como se evidencia en la Tercera de ABC publicado por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Monteso en las declaraciones del arzobispo de Valladolid (y exsecretario general de la CEE) Luis Argeló.

Respecto al Informe del Defensor del Pueblo, que ha suscitado enormes críticas episcopales, ha sido un poco más explícito y aunque ha señalado que en el informe “los obispos valoramos de manera especial los dolorosos testimonios recogidos de las víctimas y también consideramos el “Propuso recomendaciones valiosas”, no ha dudado en calificar de “despropósito” la extrapolación que se hizo a partir de la encuesta GAD3, aunque también, en este aspecto, quiso salvar a Ángel Gabilondo, recordando que fue él quien recomendó a los medios. no extrapolar esos resultados. Sobre el informe de Oficina Cremades & Calvo-Sotelo que los propios obispos han encargado, no ha dicho una palabra, a pesar de que se anunció que el informe ejecutivo presentado por la firma el pasado viernes iba a ser discutido en el Pleno. Mientras tanto, la indignación episcopal está alcanzando niveles altísimos, ante lo que consideran un claro incumplimiento de los plazos contractuales y un error. en la elección del cardenal Omella al confiar a dicha oficina la preparación de una auditoría sobre un caso tan controvertido y mediático.

Sentirse mayoritario

Luego está la insólita llamada del Papa a todos los obispos españoles para que comparezcan ante su presencia el próximo día 28. En principio, hablar de la visita apostólica realizada por dos obispos uruguayos, por orden del Congregación del Clero, a todos los seminarios españoles, aunque parece que el tema de los seminarios no es más que una excusa para ocultar un tirón de orejas papal, sobre todo por los casos de encubrimiento episcopal que preocupan mucho al Santo Padre. Omella tampoco se ha dignado a hacer ni siquiera una breve alusión a esta extraña e inesperada llamada, respecto de la cual la mayoría de los obispos no saben cómo interpretarla.

El cardenal Omella ha preferido evitar los temas más controvertidos, pero sus compañeros en el episcopado van a pedir que el órgano colegiado de obispos se pronuncie sobre ellos, especialmente sobre la situación política y los ataques a la unidad de España, que se definió en documentos episcopales anteriores como “un bien moral”. Veremos si triunfa el sector mayoritario o el sector apaciguador, que actualmente lideran los arzobispos de Barcelona y Madrid, los cardenales Omella y cobo. Tendrán que trabajar duro para sofocar tensiones que no son más que un reflejo de las opiniones recogidas por los obispos de sus diocesanos.

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