Philip Chism, el alumno pillado ‘in fraganti’ tras matar a su profesora de matemáticas

La cobertura de móvil no era del todo buena en el pasillo del instituto, así que Laura [nombre ficticio] decidió entrar en el baño. No era la primera vez que optaba por esta decisión y siempre le había funcionado cuando necesitaba balbucir por teléfono. Abrió la puerta distraída y, al aupar la presencia, vio a un pequeño de espaldas completamente desnudo, que le dio la impresión de estar cambiándose de ropa para entrenar.

A continuación, la alumna salió corriendo del circunstancia sin darle anciano importancia a aquella pillada in fraganti. Horas más tarde, Laura averiguó que, de haberse parado unos segundos más a mirar, habría descubierto el cuerpo mutilado de su profesora de matemáticas y a su compañero Philip Chism, de 14 primaveras, asestándole una decena de puñaladas con un cúter.

Divorcio traumático

Philip Chism nació el 21 de enero de 1999 en Clarksville (Tennessee) y, poco ayer de perpetrar este atroz crimen, se había mudado con su origen a Danvers, una pequeña ciudad del oeste norteamericano y próxima a Boston, tras el divorcio de sus padres.

El cambio de vida y de colegio, pero, principalmente la separación conflictiva de sus progenitores, supuso un mazazo emocional para este adolescente de carácter solitario y achicopalado. Así lo describen sus propios compañeros de clase, que vieron en Philip a un pequeño aparentemente común con el único objetivo de integrarse.

Sin retención, las clases se le hacían cuesta hacia lo alto y prefería suceder el rato dibujando y escuchando música, en vez de prestar atención a la clase. Una de las profesoras más queridas del circuito escolar, Colleen Ritzer, de 24 primaveras, se percató de las dificultades de Philip y trató de ayudarlo. Sabía que el adolescente estaba atravesando un mal momento personal y que solo necesitaba una mano amiga. Y eso la hacía ser única.

Por eso era tan admirada por sus estudiantes. Aquella personalidad positiva y entusiasta hacía que todo el mundo esperase con ganas sus clases de álgebra. Colleen transmitía ilusión a quienes la rodeaban. A todos excepto al pupilo nuevo.

16 puñaladas en el baño

La mañana del 22 de octubre de 2013, Philip llegó al instituto Danvers High School con varias bolsas que dejó en su casillero. En su interior había unos guantes, ropa de repuesto, una máscara y un cúter. Nadie conocía el contenido de aquellas bolsas ni siquiera lo que pasaría al final de la caminata.

Al término de la clase de matemáticas con Colleen, la profesora le instó a que se quedara. Se ofreció a darle lecciones de refuerzo para poder aprobar el examen. Sin retención, Philip comenzó a gritarla sin que Colleen pudiera calmarlo. “Probablemente se molestó cuando la profesora le preguntó por su grupo, y esto le recordó los malos momentos que estaba pasando con el divorcio de sus padres”, declaró uno de los compañeros del enemigo que fue testimonio de la bronca.

Minutos más tarde, la docente se dirigió al baño sin percatarse de que cierto la seguía. Era Philip que, sigilosamente, se introdujo en el habitáculo con un cúter en la mano y los guantes puestos. Era poco ayer de las tres de la tarde, una vez terminada la caminata lectiva. Ya en el interior, el adolescente se abalanzó sobre la mujer, la violó violentamente y la acuchilló con el armamento hasta en dieciséis ocasiones.

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En un momento cedido, una alumna despistada que buscaba cobertura para el móvil entró al baño y sorprendió in fraganti a su compañero completamente desnudo. Sin retención, frente a la vergüenza de verlo sin ropa, salió corriendo sin fijarse en que, un poco más allá, había una mujer completamente mutilada, y que esta era su profesora.

A continuación, el pollo salió del baño con una sudadera de capucha tapándole la persona y una mano ensangrentada y puso rumbo al aparcamiento del instituto. Su objetivo: agenciárselas un contenedor de basura donde introducir el cuerpo para deshacerse de él. Según captaron las cámaras de seguridad, en el trayecto hasta la salida, Philip vio y saludó a varios amigos, pero su comportamiento no levantó sospecha alguna. Actuó de forma común, pese a activo asesinado a su profesora.

Dos minutos luego, las cámaras volvieron a registrar tanto sus movimientos como sus cambios de ropa. Primero, se puso una camiseta blanca para, luego, colocarse una sudadera de capucha roja encima. Tras entrar y salir del baño con el contenedor, Philip reapareció frente a las cámaras con camiseta blanca y una máscara negra y se dirigió al montacargas.

Una vez en el foráneo del edificio, Philip arrastró el contenedor a una zona boscosa detrás del instituto y violó el cuerpo inerte de la profesora con la rama de un árbol. Acto seguido, ocultó el cuerpo desnudo de Colleen bajo unas hojas secas y colocó una nota. “Los odio a todos”, rezaba el mensaje que se encontró a su costado.

Por final, Philip regresó al instituto vestido con una camisa negra, anteojos y unos tejanos ensangrentados, recogió sus cosas de la taquilla y huyó. Las siguientes horas, las familias de la víctima y del victimario los buscaron desesperadamente y denunciaron su desaparición.

Hamburguesa y cine

Inicialmente, la policía entrevistó tanto a los estudiantes como al personal del centro para encontrar posibles testigos. Varios alumnos señalaron los últimos pasos de la profesora y del compañero, comentaron la discusión entre uno y otro y los investigadores revisaron las cámaras de seguridad.

En las imágenes se veía cómo Colleen entraba al baño y no volvía a salir, mientras que Philip lo hacía varias veces, con ropa diferente, e incluso, empujando un contenedor de basura. Al inspeccionar el pila, los agentes se toparon con manchas de raza. El adolescente se acababa de convertir en sospechoso.

Lo importante ahora era acotar al pollo y para ello siguieron el rastra de las cámaras de seguridad del foráneo y de la calle, encima de guardar los movimientos en la cuenta bancaria de la profesora. En ese momento, ya habían descubierto que había robado la cartera de Colleen con las tarjetas de crédito.

Los pagos de una hamburguesa, unas patatas fritas y una bebida en un establecimiento de comida rápida, encima de una entrada de cine para ver la película Gravity, fueron lo que delató al enemigo y llevó a los investigadores a detenerlo al finalizar en una calle cercana a la sala.

Una vez en comisaría, los agentes registraron su mochila y hallaron dos pruebas incriminatorias cruciales: el armamento del crimen, un cúter ensangrentado, y la ropa interior de Colleen. A esto se sumaba que llevaba unos tejanos completamente manchados de raza y que la ropa interior tenía tanto rastros de semen como de puro rojo.

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Cuando le preguntaron por la procedencia de la raza durante el interrogatorio, Philip contestó con un “es de la nena”, en referencia a su profesora, y señaló con desdén que la mujer estaba enterrada en el bosque. Al día posterior, la policía científica recuperó el cenizas de Colleen y acusaron al último de violación agravada, robo a mano armada y crimen en primer categoría.

“Pura maldad”

Durante los dos primaveras que tardó en celebrarse el motivo ocurrieron dos hechos importantes en la vida del adolescente. Por un costado, Philip agredió y trató de asesinar a una doctora del centro de detención tierno, aunque finalmente nunca fue condenado por ello.

Y, por el otro, su abogado defensor intentó conseguir su inimputabilidad alegando que, en el momento del crimen de la profesora, se encontraba en pleno brote psicótico. El tribunal rechazó su petición y Philip fue imputado y curia como un adulto. Nadie creyó que el último tuviese mermadas sus capacidades cognitivas y volitivas.

El 15 de diciembre de 2015, un comisión encontró culpable de crimen en primer categoría, violación agravada y robo a mano armada a Philip Chism. Las cámaras de seguridad fueron una cámara secreto en la presencia, ya que desmontaron la logística de la defensa de un posible brote psicótico. Las imágenes hablaban por sí solas: el pollo actuó con frialdad ayer y luego de perpetrar el crimen.

Mientras el togado David Lowy leía la sentencia en voz entrada, Philip permaneció de pie, esposado y con el rostro inexpresivo. Nuevamente, se mostraba tan impasible como carente de empatía. Ni siquiera había evidenciado ni un extremo de emoción al escuchar las desgarradoras declaraciones de sus propios compañeros subidos al estrado.

“Él es pura maldad y la maldad nunca puede ser rehabilitada. Nunca vamos a tener una segunda oportunidad y él siquiera debería tenerla”, declaró enfadada Peggie Ritzer, origen de Colleen. “Nunca podré aceptar a Colleen al altar para su boda… perdí a mi pupila hermosa”, dijo incluso el padre, Tom, completamente destrozado al final de la presencia.

El 26 de febrero de 2016, el tribunal fijó la condena del pupilo enemigo en 40 primaveras de prisión, y no podrá ser hasta ese momento cuando Philip pueda optar a la decisión condicional. Para entonces, ya habrá cumplido los 54 primaveras.

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