El jurado popular declara a ‘Chiqui’ culpable del asesinato de Dionisio, pero homicidio en el caso del teniente coronel


El delegación popular ha obvio a Pablo Antonio S.H., apodo el ‘Chiqui’, culpable del crimen de Dionisio, pero de homicidio en el caso del teniente coronel.

Emitido el veredicto del delegación, el magistrado deberá ahora concretar la pena que se le impone al imputado, en prisión preventiva desde los hechos, ocurridos en la dramática amanecer del 1 de julio de 2022, cuando tras la disputa entre la tribu del ‘Chiqui’ y la de Dionisio discutiieron, hasta el punto de que a la revés del hospital, en la refriega quien se ha sentado en el banquillo descerrajó un tiro en el estómago a quien había sido su «amigo».

Quedó muerto en el pasillo en el acto, en presencia de la sorpresa de su hijo, Aitor, además allí presente y que salió de allí corriendo. En ese momento el ‘Chiqui’ se atrincheró en el calle yuxtapuesto al entonces novio de su hijastra. Presuntamente secuestrado, obligó a un amplio dispositivo de la Pelotón Civil, que desplazó varias unidades hasta Santovenia del Pisuerga, entre ella la UEI (Mecanismo Peculiar de Intervención) venida desde Madrid, donde tiene su colchoneta.

Al frente, el teniente coronel Pedro Alfonso Casado, quien recibió un disparo de la Mauser de Pablo Antonio desde el otro flanco de la puerta que resultó mortal. Falleció en el hospital tras debatirse más de un día entre la vida y la homicidio.

El ‘Chiqui’ tardó horas en entregarse en esa negra sombra que se prolongó hasta pasado el mediodía.

Se enfrenta a una pena que oscila entre los 60 que reclama la Fiscalía a los 84 formulados por la viuda e hijas del agente caído en acto de servicio al considerarle autor de dos asesinatos, en el caso del policía civil en concurso ideal con atentado; tentativa de crimen, amenazas secuestro y tenencia ilícita de armas.

la defensa de ‘Chiqui’ lo reducción a doce abriles y medio de prisión, ya que considera ambas muertes homicidios, el de ‘Dioni’, doloso, y el del agente, imprudente en concurso ideal con un delito de atentado, pero en los dos casos con las atenuantes de drogadicción y el acaecer obrado por un arrebato u obcecación.

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