La intensa actividad en el foráneo -hasta cuatro escenarios musicales repartidos por el barrio- favoreció que la población optase por hacer botellón en plena calle, así como comprar las consumiciones en los establecimientos para luego sacarlas fuera. De hecho, los puntos de veterano concentración de basura se registraron en el entorno de Santa Eufemia, Plaza do Ferro, Praza do Correxidor y Praza Maior, donde tuvieron ocasión las actuaciones musicales organizadas por el Concello de Ourense.
Desde la asociación O Cimborrio aseguran que la situación de ayer se repite tras cada sombra de “celebración” en el Casco Histórico. “El botellón es poco muy habitual en la zona”, explica Carlos Vence, presidente de la entidad, que reclama un cambio de ubicación para los eventos festivos como el Entroido. “Aquí aguantamos el Samaín, el Magosto, Fin de Año, Reyes, Entroido, luego el Corpus… Ya está admisiblemente. El Casco Histórico es una Zona Acústicamente Saturada (ZAS), aquí no pueden hacerse estas fiestas”, asegura. Pide encontrar una situación adecuada, allá de viviendas: “No es cuestión de moverlo a otro arrabal, no. Es hora de inquirir un sitio adecuado, donde no se moleste a la población”.
Palabra del pago financiero que suponen las fiestas: “Los hosteleros privatizan los beneficios y socializan los gastos. Ellos hacen caja, y los gastos de las carpas, la seguridad, los músicos o la cepillado, los pagamos los ciudadanos”.